El patrimonio –histórico y natural, artístico e intelectual, material e inmaterial– es el sustrato sobre el que se cimientan la cultura, el conocimiento, la ciencia, y –en definitiva– el progreso.

Su conservación es la condición necesaria para su transmisión a las siguientes generaciones como elemento fecundante, como base activa sobre la que construir el futuro.

Pero a menudo vemos que la conservación del patrimonio se percibe por amplios sectores sociales como algo ajeno al desarrollo y al progreso, cuando no como un freno o como un ejercicio de añoranza inútil.

Incluso en personas e instituciones que son responsables de la conservación del patrimonio, o de su recuperación cuando no ha sido debidamente conservado, se percibe a veces un cierto distanciamiento respecto a la labor silenciosa, constante, y generalmente poco lucida, de los profesionales de la conservación y recuperación del patrimonio.

Esos profesionales, cuya dedicación e importancia está casi siempre insuficientemente reconocida, merecen el agradecimiento colectivo, y en todo caso el respaldo de aquellas instituciones que –como la Fundación Duques de Soria– hacen del apoyo a la cultura su razón de ser.

Los conservadores y restauradores que trabajan en España se agrupan mayoritariamente en el Grupo Español del IIC, que viene realizando desde hace años una labor encomiable con medios mínimos, gracias a la responsabilidad y profesionalidad de quienes lo integran.

Para la Fundación Duques de Soria –que desde su creación en 1989 ha organizado cerca de veinte exposiciones de arte contemporáneo, que ha rehabilitado y acondicionado el Convento de la Merced en Soria y el Palacio de los Águila en Ciudad Rodrigo, que gestiona desde 1999 el programa de Becas Endesa de patrimonio cultural con Iberoamérica, y desde 2007 el proyecto Soria Románica de la Junta de Castilla y León para recuperar el románico en la provincia– la conservación y gestión de bienes culturales es parte esencial de sus intereses fundacionales.

El fomento y el desarrollo de la cultura exigen como condición previa que el legado de quienes nos han precedido llegue hasta nosotros, y lo haga en buen estado para que pueda estudiarse, conocerse y servir para el desarrollo del saber, de la ciencia y –siempre– de los valores.

Por todo ello, la Fundación Duques de Soria tiene la gran satisfacción de haber establecido vínculos institucionales con el Grupo Español del IIC, y de presentar el primer fruto conjunto de esa colaboración, aportando al mundo de los profesionales de la conservación un instrumento útil y versátil como esta publicación.

Si gracias a ella se hace un poco más fácil la tarea de quienes se ocupan de mantener a través del tiempo el patrimonio que es de todos, habremos alcanzado con creces nuestro objetivo.