Mi esposa, la Infanta Margarita, que tanto querría estar hoy aquí, me pide que les traslade su más afectuoso saludo.

Es para nosotros muy satisfactorio vivir una jornada como la de hoy, en que nuestra Fundación recupera la plenitud de actividades de años pasados desde la mañana a la tarde: la inauguración de la magnífica exposición de pintura de Silvia Olabarría en el Palacio de la Audiencia, la firma de acuerdos con nuevos protectores del Observatorio Permanente del Hispanismo como la Fundación Castilla y León, la presentación de la edición del poemario Soria de Gerardo Diego en el centenario de su publicación, el inicio de los seminarios, tanto los dos de Historia asociados a la Cátedra García de Valdeavellano, como los tres ganadores de nuestro I Certamen de Seminarios de Hispanismo Internacional, con equipos de trabajo procedentes de Taiwán, Cuba y Argelia. Y ahora, seguidamente, la lección magistral a cargo de nuestro querido y admirado Javier Gomá.

Durante estos días, la ciudad de Soria, y en concreto este magnífico Convento de la Merced, bullirá de conocimiento y, sobre todo, de amor y dedicación a lo hispánico. Se sucederán charlas, encuentros, ponencias, visitas… con la cultura y la ciencia hispánicas como objeto de reflexión y entrega generosa por parte de profesores e investigadores que cada día dan lo mejor de sí para poner en valor los caracteres de nuestro pasado y nuestro presente, y proyectarlos así hacia el futuro.

Todo esto es motivo de verdadera emoción y gratitud cuando vemos los nuevos frutos de la Fundación que en marzo próximo cumple 35 de vida cultural y científica, siempre con Soria como centro de nuestras acciones.

Este año es, además, especial por un reciente motivo. Hace apenas unas semanas, la Fundación ha tenido el inmenso honor de recibir la medalla de Oro de la ciudad de Soria coincidiendo con la entrega, a la que asistimos con especial emoción, de la acreditación como hijo adoptivo de Soria de Rafael Benjumea y Cabeza de Vaca, presidente de la Fundación desde el primer día, en 1989, hasta su muerte en abril de 2021. Su ausencia aún nos sigue doliendo y su memoria está siendo honrada cada día por el empuje y buen hacer de su hijo Rafael, nuestro actual presidente.

 

La semana próxima, la Fundación Duques de Soria estará en Neuchâtel, asistiendo al XXI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. Presentaremos allí las numerosas iniciativas desarrolladas desde el congreso anterior de 2019 en Jerusalén, entre las que destacan el Observatorio Permanente del Hispanismo y todas las actividades asociadas. Una vez más, la AIH ha distinguido a la Fundación no sólo con el nombramiento de la Infanta y el mío como únicos Socios de Honor, sino con la elección de este convento de la Merced como depósito de su archivo y centro de enlace para su red de más de 1300 asociados. En el programa del congreso de Neuchâtel, la Fundación estará especialmente presente, pues se ha organizado una sesión plenaria para conmemorar los 60 años de la AIH y los 30 años de colaboración con nuestra Fundación, incluyendo un homenaje a Rafael Benjumea. Es una muestra emocionante de cómo la Fundación ha estado presente en la mitad de la existencia de la principal asociación de hispanismo internacional, que tiene en esta ciudad de Soria, no sólo su referencia en España sino también, y sobre todo, su casa común en el mundo.

No deseo extenderme más, y sólo quiero hacerlo para reiterar la gratitud profunda de la Infanta y mía propia a todos cuantos hacen posible el día a día de la Fundación y a quienes nos ayudan económicamente. Queremos expresar nuestra gratitud especial a la Diputación de Soria por la amplitud de miras con que nos cedió el uso de este edificio hasta el año 2088, pero también por el apoyo que todas las instituciones locales, provinciales y regionales, y muy destacadamente la Universidad de Valladolid, todas hoy dignísimamente representadas, vienen prestando desde hace ya más de tres décadas a esta institución.

Nuestra Fundación, dedicada a la promoción de la ciencia y la cultura hispánica, se ha convertido en una extensión viva de nosotros mismos, alimentada con el propósito firme de servir a la mejora de nuestra sociedad, que es la de todos cuantos formamos la comunidad hispana internacional.

Muchas, muchísimas gracias a todos.