Soria, 29 de noviembre de 1999

Desde la posición de observador próximo que me da el ocupar con Su Alteza Real la Duquesa de Soria la presidencia de honor de esta Fundación, que creamos hace ya diez años y que sentimos tan nuestra, querría limitarme a subrayar, que la encomiable labor que lleva a cabo este Patronato es para nosotros motivo de constante agradecimiento.

Por eso, después de agradecer a Vuestras Majestades el honor que hoy nos hace, tenemos que dar las gracias, Doña Margarita y yo, en primer lugar a D. Rafael Benjumea, Conde de Guadalhorce, nuestro Presidente, por su dedicación intensa, generosa y eficaz, y a nuestro Vicepresidente, D. Gonzalo Anes, que con D. Fernando Lázaro Carreter, D. Felipe Ruiz Martín, D. José María Vargas-Zúñiga, D. Emilio de Miguel, los Rectores de las Universidades de Valladolid, de Salamanca y Pontificia de Salamanca, y el Director del Instituto Cervantes, forman la Comisión que se reúne todos los meses para dirigir colegiadamente la Fundación. Queremos dar también las gracias a los miembros de este Patronato D. Manuel Alvar, D.ª Gloria Begué, D. José Botella Llusiá, D. Jonathan Brown, D. Miguel Delibes, Sir John Elliott, D. Alfonso Escámez, Marqués de Águilas; D. Víctor García de la Concha, D. Pere Gimferrer, D. Carlos Hernández Gil, D.ª Carmen Iglesias, D. José Luis Leal, D. Ernest Lluch, D. Julián Marías, D. Santiago de Mora-Figueroa, Marqués de Tamarón; D. Gregorio Peces-Barba, D. Francisco Rico, D. Epifanio Ridruejo, D. Martín de Riquer, Conde de Casa Dávalos; D. Luis Ángel Rojo, D. José Ángel Sánchez Asiaín, D. Mario Vargas Llosa y D. Jean Vilar.

Y queremos agradecer muy especialmente su colaboración permanente en este Patronato a las Instituciones presentes en él: la Junta de Castilla y León, el Ministerio de Educación y Cultura (representado por el Secretario de Estado de Cultura), el Ministerio de Asuntos Exteriores (representado por el Secretario de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica), el Ayuntamiento de Salamanca, el Instituto Cervantes y el Real Colegio de San Clemente de los Españoles de Bolonia. Asimismo a la Diputación Provincial de Soria, a cuya generosidad debemos nuestra Fundación esta Sede; o al Ayuntamiento de Soria, con el que tan estrecha ha sido siempre la colaboración y al que aprovecho para agradecer esa entrañable muestra de afecto que acaba de anunciarnos la Sra. Alcaldesa.

Y junto a ellos debemos asimismo mencionar la importantísima labor desarrollada, con auténtico entusiasmo y sacrificio personal, por un reducidísimo equipo interno de gestión, repartido entre Soria, Salamanca, Valladolid y Madrid, dirigido por nuestro Secretario General D. José María Rodríguez-Ponga, a cuya eficacísima e inteligente labor diaria tanto debe la Fundación desde su inicio.

También queremos hacer mención de gratitud a quienes sin estar presentes en nuestro Patronato contribuyen con su aportación personal o material al desarrollo de nuestras actividades, como es el caso de la Fundación Banco Bilbao Vizcaya, o de la Fundación Endesa; o de D.ª Teresa García de Valdeavellano, que nombró heredera universal a esta Fundación y cuyos muebles, que también eran los de su hermano, el inolvidable historiador D. Luis García de Valdeavellano, decoran ahora esta Sede; o de los herederos del ilustre profesor D. Francisco Ynduráin, que han cedido la biblioteca de su padre, y una parte de cuyos fondos visten ahora estas paredes. Y de tantos y tantos estudiosos de las ciencias y de las letras de este país que colaboran desinteresadamente con la Fundación simplemente porque se sienten próximos a sus objetivos.

Termino esta relación de agradecimientos citando a nuestro primer y principal patrocinador, Caja Duero, que desde el principio ha aportado la mayor parte de los recursos necesarios para nuestras actividades, sin condicionamiento alguno, con auténtico espíritu de mecenazgo. Y hay que recordar que la sensibilidad de las instituciones es en buena medida la de quienes las integran, y desde luego la de quienes las dirigen. Tal es el caso de D. José María Vargas-Zúñiga y Ledesma y de D. Sebastián Battaner Arias, cuya convicción personal sobre la importancia de nuestra labor ha sido y es fundamental para explicar este apoyo.

Es justo reconocer, delante de Vuestras Majestades, que es exclusivo mérito de todos y cada uno de los citados la realidad de esta Fundación, que hoy tanto se honra con Vuestra presencia.