Soria, 7 de julio de 1998

Ante todo, el Duque de Soria y yo misma queremos agradecer la honrosísima deferencia que la Asociación Internacional de Hispanistas nos dispensó en su Asamblea General de 1995 en Birmingham, al crear ex-profeso para nosotros la categoría de miembros de honor, y ofrecernos así el ingreso en la Asociación Internacional de Hispanistas, que tanta admiración, respeto y agradecimiento nos merece.

España tiene una deuda inmensa con los hispanistas, y la Fundación Duques de Soria, en la medida de sus posibilidades, pretende participar en la respuesta de gratitud que desde España debe darse a quienes dedican sus esfuerzos al estudio y a la difusión de la cultura hispánica. Cultura que, en nuestra opinión, no es patrimonio exclusivo de nadie, sino riqueza común que compartimos los miembros de las naciones hispánicas con los demás hispanohablantes y con los hispanistas del mundo entero, y que, a su vez, nuestra Fundación no concibe sino como una parte de la cultura universal y como contribución al entendimiento entre los pueblos.

Por todo ello, para mi esposo y para mí es una gran satisfacción recibir en Soria y dar la bienvenida a la Sede de nuestra Fundación a los participantes en el decimotercer Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas.

Más aún, la Asociación puede considerarse, en nuestra Sede, como en su propia casa. Y quiero aclarar que esta hospitalidad no es ocasional, sino que constituye un compromiso permanente, porque precisamente el apoyo al hispanismo es una de las razones fundamentales por las que se creó nuestra Fundación, y como tal es uno de sus fines básicos.

Prueba de ello es el Centro de Enlace y Archivo de que dispone la Asociación en nuestra Sede, en virtud del convenio de colaboración suscrito en 1993. Desde este Centro de Enlace la Fundación publica para la Asociación su Boletín anual, cuyo primer número vio la luz aquí, en Soria, en 1995, y del que ya se han editado en nuestra Sede cinco números. Precisamente ayer tuvimos la satisfacción de estar presentes cuando el Profesor Redondo hizo entrega a Sus Majestades los Reyes de los dos últimos: el de 1997 y el extraordinario de 1962 a 1992. Para la Fundación, colaborar con la Asociación Internacional de Hispanistas en su Centro de Soria es una tarea gratísima a la que siempre estará dispuesta.

Porque ustedes, los hispanistas, dedican su trabajo -ejemplo que aspira a seguir nuestra Fundación- al estudio y difusión de la cultura hispánica, que constituye la aportación más relevante de los pueblos de habla hispana a la historia de la Humanidad. Sin olvidar la bella y vigorosa lengua que la sustenta y le sirve de vehículo, que es además, por el creciente número de los que la estudian y conocen en el mundo, un activo importantísimo para el futuro de los hispanohablantes.

Deseamos que este primer contacto para muchos de ustedes con Soria y con el Convento de la Merced dé paso a otros muchos, y que este día sea especialmente fructífero y perdure en su memoria.

El abrumador programa de este Congreso, las Actas del de 1995, y la Bibliografía correspondiente a los celebrados entre 1962 y 1992, son la demostración, verdaderamente impresionante, de la enorme extensión e importancia de esa labor admirable que realizan los miembros de la Asociación Internacional de Hispanistas. Gracias de todo corazón por todo lo que ustedes hacen, por su labor y por su esfuerzo. Deseamos fervientemente que este su decimotercer Congreso sea un éxito, y que se lleven ustedes el mejor recuerdo de España y de Soria.

Termino reiterándoles que la Fundación Duques de Soria considera un honor cooperar con la Asociación Internacional de Hispanistas, y que el Duque de Soria y yo consideramos un galardón ser miembros de honor de la Asociación, y una profundísima satisfacción ser hoy, en Soria, sus anfitriones.