Los Duques de Soria reciben de manos del director del Diario el Premio Heraldo de Soria
Soria, 8 de abril de 2002
El Duque de Soria y yo nos sentimos siempre a gusto, siempre en casa, en esta tierra a la que estamos tan íntimamente unidos. Pero muy especialmente nos sentimos así en un acto como éste, en el que se crea un premio que, objetivamente, es doblemente significativo: primero, porque nace desde un medio de comunicación diario, es decir, desde la óptica de quienes día a día toman el pulso a la opinión pública, observan y cuentan la realidad, hacen la crónica cotidiana de la vida de Soria; y segundo, porque este premio busca reconocer los méritos de quienes trabajan por Soria y por su desarrollo social y cultural, y de quienes exportan sus valores fuera de aquí.
A eso hay que añadir que, desde un punto de vista subjetivo, el que la primera edición de este nuevo premio se nos otorgue al Duque de Soria y a mí es algo que nos llena de legítimo orgullo, …pese a que no consideramos un mérito hacer lo que hacemos. Porque lo hacemos desde el cariño, como quien tiene la suerte de desarrollar su actividad en aquello que constituye su vocación.
Esta vocación soriana del Duque de Soria y mía, y nuestro compromiso personal, que reafirmamos hoy, con el desarrollo cultural y social de Soria, lo hemos concretado desde hace ya casi catorce años en nuestra Fundación, con cuyo Patronato y equipo de gestión compartimos hoy este reconocimiento, como lo compartimos con Caja Duero, nuestro principal patrocinador, y con todos cuantos con su generosidad y su esfuerzo hacen posible nuestra labor.
Para nosotros la Fundación no es sólo el instrumento con el que queremos contribuir a hacer de Soria un centro de irradiación cultural. Es también la forma de corresponder a la ciudad y a la tierra cuyo nombre nos honramos en compartir. Y el hecho de que la actividad que desarrolla nuestra Fundación, en Soria y, desde Soria, en todo el mundo, redunde en el prestigio cultural de esta ciudad y de esta tierra, cumple con ese objetivo personal que nos propusimos con su creación.
Desde la Presidencia de Honor de la Fundación nos sentimos muy próximos a su labor diaria, seria, constante y callada; y que, precisamente por serlo, muchas veces pasa desapercibida para el gran público. Por eso entendemos que este reconocimiento que nos hace el Heraldo de Soria significa mucho. Porque significa, leyendo entre líneas, que la labor de nuestra Fundación en favor de Soria está siendo percibida por la sociedad, y está recibiendo una valoración social positiva.
Por todo ello, esta distinción que hoy nos otorga el Heraldo de Soria nos anima al Duque de Soria y a mí a seguir apoyando personalmente las iniciativas culturales en pro de Soria, cosa que hacemos siempre de todo corazón.
Y para la Fundación y para todos los que participan en sus actividades, máximos merecedores de este premio que nominalmente recibimos mi esposo y yo, será, estamos seguros, un nuevo estímulo para continuar con el esfuerzo diario preciso para cumplir los fines fundacionales. Es importante recordar que, para que nuestra Fundación consolide el prestigio ganado para Soria y pueda seguir su línea ascendente, requerirá del siempre generoso respaldo de los medios de comunicación, vínculo necesario con la sociedad, y de la deseable contribución de las instituciones sorianas y castellano-leonesas. Y, por supuesto, siempre necesitará el apoyo de todos aquellos que, como ustedes, nos animan a seguir trabajando por Soria y por la cultura española.
Y nada más. Sólo nos queda felicitar al Heraldo de Soria y a su plantilla de excelentes profesionales por estos primeros cinco años de andadura, que abren la puerta a un futuro que deseamos largo y fructífero, en el que pueda seguir recogiendo en sus páginas, junto con la crónica de la realidad, las inquietudes, preocupaciones y esperanzas de los sorianos… entre los que nos contamos.