Su Alteza Real el Príncipe de Asturias durante su intervención junto a la Princesa de Asturias

Soria, 3 de julio de 2009

Ante todo quiero transmitir la satisfacción que sentimos la Princesa y yo al volver a esta querida ciudad de Soria que, junto con su provincia, ha sabido acrecentar a lo largo de los siglos un espléndido patrimonio cultural, integrado en espectaculares espacios naturales. Gracias a los sorianos, que nos han recibido con cariño, un año después de nuestra última visita, gracias de corazón a la Fundación Duques de Soria por invitarnos y concedernos el honor de presidir este Acto que nos permite conocer más de cerca la labor rigurosa, serena y esforzada que desarrolla esta institución en favor de la cultura y celebrar con todos vosotros su XX Aniversario al comenzar su Curso Académico 09/10; dos décadas de trabajo al servicio de Soria, de Castilla y León, y de toda España. Y muchas gracias también por vuestras palabras y recibimiento tan llenos de afecto.

Por tanto muchas felicidades a todos, empezando por los Duques de Soria, por la gran labor que vienen impulsando desde hace veinte años, a través de esta Fundación que lleva su nombre. Su valiosa iniciativa y permanente aliento, junto a un magnífico equipo de personas entusiastas, han transformado aquel proyecto optimista de los primeros momentos, en este gran instrumento de acción cultural y promoción del conocimiento que hoy nos reúne.

Una acción cultural cuya amplitud y densidad ha descrito con detalle en sus amables palabras su Presidente, el Conde de Guadalhorce, a quien felicitamos y agradecemos su dedicación en estas dos décadas, en las que ha contado con la valiosa colaboración de diversas instituciones para lograr el éxito de este apasionante proyecto: como la Junta de Castilla y León, la Diputación y el Ayuntamiento de Soria, así como las Universidades de Valladolid, de Salamanca y Pontificia de Salamanca.

La historia ha dejado un legado cultural y natural de enorme riqueza en esta tierra, pero los sorianos habéis añadido avances importantes en múltiples sectores gracias a vuestro empuje y laboriosidad. Entre ellos, la micología, la madera o la promoción del turismo sostenible. Unos avances a los que concurre la contribución tan sobresaliente del Campus Universitario Duques de Soria.

En este marco -definido por la unión de esfuerzos, que articulan Historia y progreso en beneficio de esta tierra y de todos los españoles- alcanza todo su relieve la conmemoración de los veinte primeros años de la Fundación.

La Fundación Duques de Soria, una obra marcada por el amor a la libertad, la vocación de servicio al bien común y el apego a su independencia, hoy nos recibe con el legítimo orgullo y satisfacción que da contemplar la estela de trabajo bien hecho que deja a su paso. Su sede, en este histórico edificio, el Convento de la Merced, donde vivió aquel gran escritor español y universal que fue Tirso de Molina, nos ofrece una arquitectura, restaurada con sabiduría y respeto, que contribuye al valor del conjunto histórico de Soria y es un medio idóneo, tanto para desarrollar desde esta ciudad su labor, como para subrayar el firme compromiso de la Fundación con su entorno.

En efecto, esta institución ofrece desde Soria un cauce de alto nivel para apoyar los afanes del Hispanismo internacional y para atender a su deseo de complementar la acción de la Universidad. Un conjunto de actividades concebidas para dar respuesta al auge de la demanda internacional de la lengua, de la cultura y del desarrollo de las ciencias en español.

Su tarea, que se ha descrito -con justicia- como viva y plural, reconoce y potencia las aportaciones de investigadores, expertos y estudiosos en todo el mundo, gracias al fomento de una investigación sólida y rigurosa.

La lección magistral de Sir John Elliott, que inaugura el curso, es una buena muestra de esa sabiduría que, en beneficio de todos, la Fundación concita a su alrededor. Muchas gracias, Sir John.

Al mismo tiempo, la FDS busca proyectarse a los millones de personas que en nuestro mundo globalizado se expresan en español, que lo utilizan en Internet o que lo usan como lengua de comunicación internacional. El balance de su trabajo en publicaciones, seminarios, exposiciones y demás iniciativas -entre ellas la creación de Cátedras en Amberes, Lisboa, Valladolid y Atapuerca- está bien recogido en las memorias detalladas que edita cada año; que atestiguan cómo la Fundación ha multiplicado su prestigio y peso específico con el paso del tiempo, respaldando activamente a la Asociación Internacional de Hispanistas, o colaborando de forma fructífera con grandes instituciones como la Real Academia Española o el Instituto Cervantes.

Por todo ello, expresamos nuestro reconocimiento a quienes habéis acompañado a esta institución desde su origen y a cuantos habéis ido sumando vuestro apoyo en estos años: a los miembros del Patronato, del Consejo, y a Caja Duero por su esfuerzo, espíritu abierto y responsabilidad social corporativa que han permitido a la Fundación Duques de Soria alzar el vuelo y cubrir un recorrido tan provechoso.

En este reconocimiento lleno de gratitud, queremos significar también a cuantas personas y corporaciones cooperan en su labor diaria; y cómo no, al pequeño equipo de personal administrativo, técnico y de servicio que, con tanta eficacia, asegura diariamente la calidad de vuestro trabajo. Y a los Duques de Soria, nuestros queridos tíos Margarita y Carlos, mil enhorabuenas de nuevo por promover esta gran idea y estar siempre animando e inspirando, con la discreción y el cariño que os caracteriza, el excelente trabajo de esta casa, a la que deseamos de corazón muchos más años llenos de éxito.

Enhorabuena a todos, y permitidnos compartir vuestro orgullo por todo lo logrado hasta hoy, así como vuestra permanente ilusión y empeño en trabajar mirando siempre hacia el futuro. Os animamos a perseverar en vuestro esfuerzo loable para engrandecer, fortalecer y proyectar la lengua y la cultura en español.