Soria, 30 de junio de 2004

En estos momentos, mi principal sentimiento es de gratitud. En primer lugar, a los que nos acompañan en la mesa Consejero de Educación, Alcaldesa, Presidente de la Diputación, Rector, Presidente de Caja Duero. Y también a todos ustedes, por repasar con nosotros el trabajo del año que acaba, y los proyectos y las ilusiones del año que empieza. Y es que esta Fundación nació con la vocación de convertirse en la casa de todos, de ser el lugar de reunión de los que creemos que el conocimiento nos hacen avanzar hacia una sociedad mejor.

Sabemos que es un objetivo ambicioso, pero estamos comprometidos a seguir adelante, abiertos a todas las corrientes del progreso. Por eso nuestra programación se va adaptando al tiempo, y lo único que no cambia es nuestra voluntad de servicio.

Esta es la filosofía que nos mueve, y la hacían muy suya dos miembros de nuestro Patronato que ya no están entre nosotros. Desde el sentimiento y la emoción más sinceros, recuerdo desde aquí con gratitud a Don Fernando Lázaro Carreter y a Don Felipe Ruiz Martín. Su criterio autorizado y su ejemplar dedicación contribuyeron de forma determinante a que esta institución sea hoy lo que es.

En el curso que acaba hemos seguido creciendo. Y en el curso 2004-2005 también creceremos, para que nuestra voz llegue allí donde podamos ser más útiles y donde nuestro trabajo en los campos del hispanismo, de la historia y de la lengua españolas, de las ciencias y del desarrollo local -nuestras cinco áreas de actuación- tenga un mayor alcance.

Nuestra proyección exterior se va consolidando con programas en Estados Unidos, Georgia, Bélgica, México y Portugal. Estos países acogerán en el curso que hoy empieza las actuaciones exteriores de la Fundación. Y es que mirar más allá de nuestras fronteras significa multiplicar la proyección de lo más cercano. Y lo más cercano es Soria. La Fundación lleva el nombre de los Duques de Soria, y por eso nace, vive y crece en Soria y desde Soria.

Nuestro Centro de Desarrollo Local intenta contribuir, desde hace años, a que esta tierra tan querida afiance su futuro sobre las bases más sólidas. Eso nos ha llevado a establecer en este Convento de la Merced una oficina que sirva de elemento dinámico para catalizar esfuerzos en pro del desarrollo Soriano.

Crecer y avanzar desde Soria, además, es trabajar desde y por Castilla y León. En esta comunidad realizamos una parte fundamental de nuestra programación: Salamanca acoge el Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, programa joven dentro de la Fundación que, hace tan sólo unos días, presentó una línea editorial que será un referente imprescindible en su especialidad.

Sin salir de la provincia de Salamanca, Ciudad Rodrigo recibe en el Palacio de los Águila, centro de la Cátedra Conde de Barcelona, a investigadores y profesionales españoles y portugueses de disciplinas tan dispares como la economía, la medicina, la arquitectura, la arqueología o el teatro.

En Burgos tenemos la Cátedra Atapuerca, que contribuye de manera comprometida y eficaz a que este yacimiento y el gran movimiento investigador que lo rodea alcance, si cabe, mayores éxitos.

Valladolid, por supuesto, es cita tradicional de la Fundación en otoño. La Cátedra Luis García de Valdeavellano de Historia de España se renueva cada año con personalidades fundamentales en la Historia de las Instituciones Españolas. El pasado viernes Don José María Blázquez Martínez fue nombrado titular de la Cátedra para el curso 2004-2005, y desde aquí le expresamos nuestra más cordial enhorabuena.

Pero no sólo actuamos en Castilla y León. En la vecina Comunidad de Madrid también trabajamos por el hispanismo y la historia económica, a través del Centro Coordinador de Formación Hispánica y del Centro para la Historia de la Empresa. Y además participamos activamente en la gestión del yacimiento arqueológico de Pinilla del Valle.

Volvamos ahora a Soria y a este magnífico edificio, que alberga el Centro de Desarrollo Local, el Instituto del Paisaje y el Centro de Apoyo al Hispanismo. Desde aquí colaboramos con la Asociación Internacional de Hispanistas que, en los próximos días, celebrará en México su decimoquinto Congreso, siguiendo una tradición que tiene 45 años. Allí estaremos, fieles al compromiso adquirido con los hispanistas desde nuestro nacimiento.

A partir de hoy y en los próximos días, estos muros escucharán las Confesiones de Autor de Antonio Pereira, Gustavo Martín Garzo, Maruja Torres y Elvira Lindo, y las aulas de este antiguo convento se convertirán, gracias a nuestros seminarios, en centros de debate sobre áreas tan diversas como la lengua y la historia de España, el arte, el paisaje, la historia de la empresa, los nuevos alimentos, las tecnologías lingüísticas o las neurociencias. Con ello queremos facilitar a quienes tienen conocimientos e ideas un lugar privilegiado de reunión y análisis. Muchas veces nos decimos que seguramente no cambiaremos el destino del mundo, pero en cambio sí estamos seguros de que contribuiremos, aunque sólo sea un poco, al progreso de nuestra sociedad.

Sabemos que el motor fundamental de todo avance son los jóvenes. Pues bien, el año pasado obtuvimos un gran respaldo en todas las actividades en las que ellos fueron los protagonistas. Y en este nuevo curso, conscientes de que los jóvenes son el futuro, queremos, en la medida de nuestras posibilidades, facilitar y complementar su formación con propuestas que les resulten tan interesantes como los Encuentros y Jornadas de Periodismo, o las conferencias de Estudios Empresariales.

El repaso anual de nuestra programación siempre nos hace reflexionar sobre lo afortunada que es la Fundación por contar con el respaldo y el aliento incondicional de los Duques de Soria, y por tener un Patronato y un Consejo formados por hombres y mujeres del más alto nivel intelectual, profesional y personal, capaces de trasmitir a nuestro equipo de trabajo su saber hacer. Sin su atenta mirada, su consejo, sus ideas y su esfuerzo no sería posible presentarnos ante ustedes cada año como venimos haciéndolo.

Pero si somos afortunados por contar con colaboradores de indiscutible valor personal, también lo somos por contar con el respaldo de instituciones que hacen posible que toda esta maquinaria funcione. Caja Duero es para nosotros el primero de nuestros mecenas, pero también mucho más que un mecenas. Se ha convertido, con el paso de los años, en un elemento fundamental de la Fundación. Y no sólo por su financiación, que agradecemos y administramos con el mayor rigor, sino porque su forma de actuar y de entender nuestro trabajo nos da un ejemplo diario de generosidad, y nos anima a encarar el futuro con fuerza y con confianza.

Por eso la palabra gracias se queda pequeña para trasmitir a Julio Fermoso, y al equipo que dirige al frente de Caja Duero, el sentimiento de gratitud de los que formamos la Fundación Duques de Soria. Un agradecimiento que extendemos a Sebastián Battaner, hasta hace unos meses presidente de Caja Duero y hoy miembro a título personal de nuestro Patronato.

Nombrar a todas y cada una de la instituciones que nos apoyan empieza a ser una labor difícil, ya que cada día se suman nuevas voluntades que creen en este proyecto. Pero sí quiero resaltar el respaldo que recibimos de las instituciones representadas en esta mesa: Junta de Castilla y León, Ayuntamiento y Diputación de Soria y Universidad de Valladolid. A todos ellos les animo a seguir apoyándonos, y a reforzar y ampliar su apoyo. Porque es en buena medida el esfuerzo de todos ustedes lo que hace que cada año nuestra programación se enriquezca.

En este curso que hoy comienza, y como punto de partida excepcional, disfrutamos del arte de Sergi Aguilar y de las palabras de Jorge Edwards. Todo ello como muestra de lo que la Fundación Duques de Soria abordará en este próximo año, hasta nuestra cita del año que viene.

Antes de finalizar mi intervención, permítanme que, en nombre de todos los que formamos la Fundación Duques de Soria, renueve públicamente, una vez más, nuestro compromiso con la Cultura, y nuestro compromiso con Soria, con sus ciudadanos, con su bienestar, con su progreso social y con su futuro.

Hoy, como hacemos cada año (y hace ya quince años que nació esta fundación), renovamos nuestros compromisos y hacemos de ello nuestra mejor carta de presentación. Vamos a seguir ejerciendo, como hasta ahora, con humildad pero con determinación, nuestro papel activo como Fundación. Y lo haremos allí donde no llegan otras iniciativas, sin temor a asumir nuevas responsabilidades y nuevos retos.