D. Rafael Benjumea durante su intervención

Soria, 3 de julio de 2009

Quisiera empezar estas breves palabras expresando mi más sincero agradecimiento a Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias, por presidir la celebración del veinte Aniversario de la Fundación Duques de Soria y la inauguración de este nuevo año académico que hoy comienza.

Altezas, Vuestra presencia nos llena de profunda satisfacción y nos hace sentir enormemente honrados.

Hoy es un día de gran importancia para los que formamos parte de la Fundación.

Llevamos veinte años entregados a este proyecto y poder celebrarlo en un acto como éste nos llena de gran orgullo. Tener el privilegio de contar con la sabiduría de Sir John Elliott en la conferencia inaugural y poder disfrutar de la magnífica exposición de la colección de D.ª Pilar Citoler son, sin lugar a dudas, los mejores regalos en un aniversario como el nuestro.

Quisiera compartir este día con las más de 200.000 personas que en estos años han participado en alrededor de 700 diferentes actividades nacidas en el seno de la Fundación, y con los cerca de 180.000 internautas que han visitado nuestra nueva página en el último año. De todas ellas es esta celebración porque sin su colaboración nada de lo realizado hubiera tenido sentido.

También quiero compartir este aniversario con las instituciones con las que hemos colaborado y trabajado, corroborando así la frase de Jean Monnet: “nada es posible sin las personas, pero nada es duradero sin las instituciones”.

Cerca de un centenar de convenios de colaboración con organismos públicos y privados de diferentes partes del mundo, refleja una forma de trabajar que entiende que la unión de esfuerzos mejora notablemente los resultados.

Hoy es un día para felicitarnos, pero también es un día para recordar a aquéllos que ya no están con nosotros. Quiero evocar la figura de nuestros patronos: Julio Caro Baroja, Ernest Lluch, Epifanio Ridruejo, Manuel Alvar, José Botella Llusiá, Felipe Ruiz Martín, Fernando Lázaro Carreter y Julián Marías.

Y la de los miembros del Consejo: Camilo José Cela, Domingo Ynduráin, Jesús García Fernández, Guillermo Céspedes del Castillo y Julio Valdeón.

El trabajo de todos ellos, su saber y conocimiento han contribuido de forma determinante a que la Fundación sea la institución sólida que es hoy.

Si hacemos un breve balance de lo vivido en estos años, puedo decir que una de las mayores recompensas a nuestra labor ha sido conseguir el respeto de la comunidad científica y académica.

Desde el primer momento, quisimos que la Fundación fuera referente y punto de encuentro de estudiosos, investigadores y expertos del más alto nivel.

En esta casa hemos recibido a los premios Nobel José Saramago y Erwin Neher, a los premios Pritzker Rafael Moneo y Álvaro Siza, a galardonados con el Premio Príncipe de Asturias como Sir John Elliott, Francisco Ayala, Antoni Tàpies y al equipo investigador de Atapuerca, entre otros.

También nos propusimos que todo este conocimiento llegara a quienes mejor podían aprovecharlo y, en este sentido, nuestras iniciativas han contribuido a la formación de profesionales en disciplinas tan diversas como la Física, el Periodismo, la Arquitectura, la Historia, la Lengua Española, la Medicina o la Arqueología.

Nos resulta muy gratificante reencontrarnos con participantes de nuestras actividades que nos comentan cómo su paso por la Fundación aportó valor añadido a sus estudios o a su labor profesional.

Cuando comenzamos este apasionante viaje por la Cultura no sabíamos hacía dónde nos llevaría el camino que iniciábamos, aunque teníamos el convencimiento de que Soria debía estar siempre unida a la Fundación.

20 años más tarde, nuestro compromiso con esta tierra se mantiene, más firme que nunca, con proyectos como Soria Románica, que está cambiando no sólo el aspecto de muchas de las iglesias de esta tierra y sus entornos, sino el sentir de una sociedad que percibe la cultura como un importante factor de desarrollo y sostenibilidad.

En Soria y en Castilla y León hemos realizado la gran mayoría de nuestras acciones, pero también hemos llevado el nombre y saber hacer de esta tierra a lugares tan distantes entre sí como Amberes, Roma, Lisboa, París, Nueva York, California, Monterrey o Georgia.

Quisiera también mencionar que a todas nuestras actividades se suman cerca de cien publicaciones realizadas y una veintena de exposiciones de arte, que han atraído a más de 126.000 visitantes.

Como ven, tenemos detrás un importante trabajo que nos avala, pero en la Fundación miramos al futuro…

Y ese futuro empieza hoy, con la inauguración de un nuevo año académico, que se presenta tan apasionante como complejo.

En la Fundación no somos ajenos a las dificultades de estos tiempos que vivimos y, lejos de dejarnos llevar por el desánimo, estamos empeñados en seguir adelante con más ilusión si cabe. Para ello, pedimos la colaboración de cuantas instituciones y empresas sientan, como nosotros, que hay trabajo por hacer.

Sólo así podremos seguir manteniendo a la Fundación Duques de Soria en lo más alto, ofreciendo lo mejor de nosotros mismos y aportando todo nuestro entusiasmo, nuestros conocimientos y nuestras energías en dar continuidad a este hermoso proyecto.

Dentro de unos días, esta misma aula acogerá nuestras tradicionales Confesiones de Autor.

En apenas una semana, el Convento de la Merced recibirá a expertos en Lengua Española, Neurociencias, Paisaje o Traducción, procedentes de diversas partes del mundo.

Seguiremos adelante con el trabajo en las Cátedras Conde de Barcelona, Atapuerca, Luis García de Valdeavellano y Carlos V.

Reforzaremos nuestra presencia exterior en Nueva York, de la mano de la Hispanic Society y de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.

Continuaremos colaborando con la República de Georgia en materia de Paleontología.

Mantendremos la estrecha colaboración que iniciamos en 1991 con la Asociación Internacional de Hispanistas.

Pondremos en marcha y renovaremos iniciativas con las universidades de Valladolid, Salamanca, Pontificia de Salamanca y Amberes.

Guiaremos en su formación a los jóvenes beneficiarios de las Becas Endesa de Patrimonio Cultural con Iberoamérica.

E intensificaremos nuestra presencia en la red de redes, Internet.

Toda esta intensa programación refleja la continuidad en el tiempo de las actividades de nuestra Fundación; actividades con las que queremos crear valor a través de la Cultura, haciendo perdurable en el tiempo el conocimiento de todos lo que, de una manera u otra, colaboran con nosotros.

Y así seguiremos en el futuro con nuestro trabajo diario, adaptándonos a un mundo que está en constante cambio y afrontando los retos y desafíos que se nos presenten.

Confiamos en que los científicos, estudiosos y profesionales de prestigio sigan viendo en nosotros un centro cultural vivo y plural donde puedan debatir e intercambiar ideas y conocimientos.

Antes de terminar, no querría dejar de expresar mi agradecimiento más sincero a todas las personas que han llevado a la Fundación al vigésimo aniversario que hoy celebramos:

En primer lugar, a los Duques de Soria, por tener la valentía y el tesón necesarios para poner en marcha esta iniciativa tan ambiciosa como comprometida con toda la sociedad y, sobre todo, con Soria y los sorianos.

Quiero destacar las sinceras muestras de cariño que reciben de la gente de esta tierra, que los acoge siempre con enorme respeto y afecto, en las numerosas visitas que realizan a esta provincia que me consta llevan en lo más profundo de su corazón.

La implicación constante y personal de los Duques de Soria en la Fundación, su acertado consejo y su trabajo diario hacen que sean merecedores de importantes distinciones, como el reciente Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Valladolid, recibido -precisamente en este Convento de la Merced- en presencia de Su Majestad la Reina.

El Doctorado Honoris Causa por la Universidad Miguel Hernández de Elche, a S.A.R. la Infanta Doña Margarita.

La Gran Cruz de Alfonso X El Sabio, concedida a los Duques de Soria por su contribución, a través de la Fundación, al desarrollo del mundo de la cultura. Una distinción que comparto con ellos y que nos llena de profundo orgullo y satisfacción.

También me gustaría expresar mi más sincera gratitud a todos los que nos han asesorado en el Patronato y en el Consejo, muchos de los cuales se encuentran hoy aquí.

A todos los que han trabajado y trabajan en la Fundación.

A todos los que han participado en los seminarios o asistido a nuestros actos.

Y finalmente, a todos los que nos han criticado y, por tanto, nos han obligado a pensar y mejorar.

Altezas, gracias de nuevo por presidir este acto, porque ello nos anima a seguir trabajando, más si cabe, en este proyecto que crece día a día con una clara vocación de servicio y de futuro.