El Presidente de la FDS, Don Rafael Benjumea, durante su intervención en la inauguración del curso 2008-2009

Soria, 2 de julio de 2008

La inauguración de este año académico tiene un significado diferente al de nuestro ya tradicional encuentro anual, unido muy de cerca a las fiestas de San Juan. Porque, en esta ocasión, vamos a cumplir 20 años.
Este aniversario nos lleva, a todos los que formamos la Fundación Duques de Soria, a reflexionar sobre el trabajo realizado, a analizarlo y a buscar las claves necesarias para afrontar los retos futuros.
En este proceso de análisis, hemos observado con agrado que cada actividad que pusimos en marcha ayudó a recapitular ideas y conocimientos, a plantear y afrontar nuevos desafíos. Nada de lo emprendido ha sido en balde. Al contrario, muchas de nuestras iniciativas han servido de germen a nuevos proyectos desarrollados fuera de la Fundación, que es la mejor prueba de haber acertado.
Pero también muchas de esas iniciativas han germinado y crecido dentro de la Fundación, como la Oficina de Desarrollo Local o el Seminario de Neurociencias, evolucionado a partir del de Ciencias Experimentales.
En nuestra andadura, no siempre hemos conseguido al cien por cien nuestros propósitos. Ha habido proyectos que no han dado los frutos esperados. Pero también de ellos hemos aprendido, nosotros y otros, convirtiendo desaciertos parciales en experiencias útiles.
Al volver la mirada al pasado es inevitable evocar recuerdos; muchos de ellos unidos a instituciones que han creído en la Fundación y nos han apoyado a lo largo del tiempo. Caja Duero es la primera institución que siempre evocamos, porque ha sido un fiel y constante compañero de viaje, y porque es un ejemplo de saber hacer.
Pero hay otras instituciones de las que hemos recibido apoyo de forma menos visible, y creemos importante mencionarlas. Empezaré por las instituciones representadas en esta mesa: la Junta de Castilla y León que, tras años de colaboración, nos ha elegido para poner en marcha un modelo innovador de recuperación del patrimonio histórico, el Proyecto Cultural Soria Románica. El Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Soria, siempre sensibles y receptivas, desde el principio, al potencial de nuestro trabajo; y la Universidad de Valladolid, con la que la Fundación está unida desde su origen de forma casi simbiótica.
Estas instituciones están en nuestro Patronato, como los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Cultura, el Instituto Cervantes, el Ayuntamiento y la Universidad de Salamanca o la Universidad Pontificia de Salamanca.
También otras administraciones públicas nos han confiado recursos para aplicarlos al interés general: los Ministerios de Educación y Medio Ambiente, las Comunidades de Madrid, Extremadura, Rioja o Andalucía, o la Unión Europea por medio de los fondos FEDER.
Si hay algo que procuramos siempre es sumar esfuerzos con otras entidades, huir de protagonismos sin sentido y, al hacerlo, conseguir resultados más eficaces. Lo hemos hecho así con las fundaciones Endesa, Germán Sánchez Ruipérez, San Millán de la Cogolla, Renal, BBVA, Atapuerca, Caja Madrid, Juan March, Montblanc, Rich, Lexis, Mies van der Rohe, Xavier de Salas o Antama, así como con la Red de Terapia Celular y las universidades Complutense de Madrid, Autónoma de Madrid, Autónoma de Barcelona, Rovira i Virgili de Tarragona, Miguel Hernández de Elche, de Alcalá de Henares, o de Murcia.
El mundo de la empresa también ha colaborado para que la Fundación Duques de Soria trabaje por la Cultura, dando ejemplo de responsabilidad social corporativa. Es el caso de Mahou-San Miguel, IBM España, Laboratorios Roche, Monsanto, o Soria Activa.
Como es sabido, la Fundación Duques de Soria es muy consciente de que la cultura no tiene fronteras. De ahí nuestras actividades en el exterior y nuestras colaboraciones con instituciones de otros países. Citaré la Universidad de la Ciudad de Nueva York, la Hispanic Society of America, el Museo Nacional de Georgia, la Fundação Luso-Americana para o Desenvolvimento, las universidades de Amberes, Lisboa, Católicas de Lovaina y de Leuven, Libre de Bruselas o Gante. También puedo citar la Asociación Internacional de Hispanistas, las Asociaciones Ibéricas e Iberoamericanas del Benelux, la Autoridad Nacional del Ladino, la Asociación Mexicana de Historia Económica o la Associação Brasileira de Pesquisadores em História Econômica.
Pero son los proyectos que tienen a Soria como foco de actividad los que han promovido la mayor cantidad de colaboraciones. En la búsqueda de soluciones para el desarrollo racional de este territorio hemos contado y contamos con colaboraciones tan importantes como las de Adema, Adir-Iberkeltia, Adri, Proynerso, Tierras Sorianas del Cid, la Diócesis de Osma-Soria, los ayuntamientos de Ágreda, Almazán, Berlanga de Duero, El Burgo de Osma, Matamala de Almazán, Navaleno, San Esteban de Gormaz, San Leonardo de Yagüe, o Vinuesa. Con la unión de esfuerzos bien ensamblados se alcanzan grandes objetivos.
En el entorno científico, hemos contado con apoyos tales como el Instituto de Salud Carlos III, el Instituto de Neurociencias de Alicante, el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Sociedad Española de Neurociencias, el Proyecto Presenccia, el Museo Arqueológico Nacional, el Museo Numantino o el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid.
Por último, quiero hacer referencia a otras entidades que nos han acompañado en algunos tramos de este apasionante camino que iniciamos en 1989: como el Ayuntamiento de Burgos, el Canal de Isabel II, la Casa de América, la Casa de América en Cataluña, la Empresa Nacional del Uranio, el Instituto de Estudios de Iberoamérica y Portugal, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Picasso Málaga, la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona o la Real Academia de la Historia.
La lista es aún mayor, tanto como el agradecimiento de la Fundación a las personas que están detrás de estas instituciones y empresas, porque ellas han hecho posibles los acuerdos para desarrollar nuestra labor.
A lo largo de 20 años, la Fundación Duques de Soria ha vivido momentos extraordinarios que recordamos con especial cariño. En primer lugar, quiero destacar el respaldo que hemos recibido de Sus Majestades los Reyes, que presidieron nuestro Patronato en Salamanca en 1994, con motivo de la creación de la Cátedra Don Juan de Borbón, y en Soria en el año 1999, con ocasión de la inauguración oficial de esta sede.
En estas dos décadas ha habido muchos instantes únicos que nos gustaría repasar con todos ustedes, pero no tenemos el tiempo para hacerlo con el necesario detenimiento. Aun así, recordaré algunos como la puesta en marcha de la Escuela Taller Duques de Soria, que marcó en 1990 el inicio de nuestro trabajo por y para Soria; o cada una de las lecciones inaugurales, siempre a cargo de los mejores, que son una muestra de la variedad de disciplinas que atendemos; o las exposiciones que anualmente organizamos en el Palacio de la Audiencia, donde algunos de los mejores artistas plásticos españoles contemporáneos han compartido su arte con nosotros.
En estos años, la Fundación ha recibido distinciones y premios que agradecemos y nos sirven de impulso para seguir adelante con más fuerza. Como el Premio de Economía Infanta Cristina, el Premio Montblanc o el Premio Heraldo de Soria.
Son innumerables las conferencias impartidas, los encuentros auspiciados dentro y fuera de España y, sobre todo, las personas que hemos reunido en torno a la Fundación. Todo eso, y mucho más, cruza mi memoria como balance resumidísimo de 20 años de trabajo.
En este tiempo, también hemos tenido momentos de gran tristeza, unidos a la pérdida de personas muy queridas para nosotros. Nuestro emocionado recuerdo a nuestros patronos Manuel Alvar, José Botella Llusiá, Julio Caro Baroja, Fernando Lázaro Carreter, Ernest Lluch, Julián Marías, Epifanio Ridruejo y Felipe Ruiz Martín; y a los consejeros Camilo José Cela, Guillermo Céspedes del Castillo, Jesús García Fernández y Domingo Ynduráin. Su memoria y su ejemplo estarán siempre con nosotros.
La Fundación tiene como primer activo un buen equipo, encabezado por un Patronato implicado y activo. Y me satisface mucho informarles de que, en estos días, se han incorporado al mismo la eminente científica Margarita Salas y el prestigioso hispanista Jean-François Botrel.
En esta mirada a nuestra breve historia no puedo dejar de señalar la gran labor que realizan quienes día a día hacen posible que este engranaje funcione: como José María García, Blanca Arévalo, Francisco Yusta, Jenaro Martínez, María Pardo de Santayana o José María Rodríguez-Ponga. A ellos, también a los que no he nombrado, mi agradecimiento y el de todo el Patronato por su dedicación y profesionalidad: por un gran trabajo.
Pero no podemos quedarnos en el pasado por muy gratificante que sea recordarlo. La Fundación Duques de Soria debe tener, y tiene, su mirada puesta en el mañana. Que afrontaremos desde la innovación, integrando y relacionando áreas de conocimiento muy diversas.
Nuestro futuro empieza hoy mismo, en este acto académico con el que da inicio a nuestro vigésimo año, que nos verá compaginar nuestros tradicionales seminarios con nuevas apuestas internacionales. Pero seguiremos haciendo lo mismo: fomentar la cultura en su sentido más amplio, generar y acoger buenas ideas e intentar convertirlas en realidad. Y, siempre, con Soria como centro.
Desde la Fundación Duques de Soria estamos convencidos de que el futuro, también el futuro de la Cultura, es responsabilidad de todos: gobiernos, instituciones, sociedad civil e individuos. Y nuestro compromiso con las próximas generaciones pasa por ser capaces de transmitirles una sociedad más justa y un mundo mejor. Contribuir a eso, ese es precisamente el compromiso de la Fundación Duques de Soria con el futuro.