La Infanta Doña Margarita durante su intervención junto a su esposo, el Duque de Soria, el Presidente de la FDS, Rafael Benjumea y el Director de la Real Academia de la Historia, Gonzalo Anes

Madrid, 16 de noviembre de 2006

Para el Duque de Soria y para mí es siempre motivo de especial satisfacción presidir la Sesión Académica de la Cátedra Luis García de Valdeavellano de Historia de España, con la que nuestra Fundación premia, cada año, la trayectoria académica y profesional de un ilustre historiador que ha destacado por su dedicación al estudio de la historia de España.

Y lo hacemos así en recuerdo de ese otro excelso historiador que da nombre a la Cátedra, discípulo de grandes maestros de nuestra Historia como Don Claudio Sánchez-Albornoz, Don Ramón Menéndez Pidal o Don Laureano Díez Canseco. Con su labor callada y concienzuda Don Luis García de Valdeavellano ha sido y sigue siendo ejemplo a seguir para nuevos historiadores.

Nuestra Fundación creó en 1992 esta Cátedra, adscrita académicamente a la Universidad de Valladolid. Y desde entonces ha ido creciendo en prestigio año a año, porque su prestigio es la suma creciente del que le aportan quienes han sido sus titulares en estos catorce años.

Diré sus nombres, porque algunos ya no están entre nosotros, y porque recordarlos, a todos ellos, es para nuestra Fundación y para esta Cátedra motivo de orgullo legítimo. Son: Don Antonio Domínguez Ortiz, Don José María Font y Ríus, Don Guillermo Céspedes del Castillo, Don Gonzalo Menéndez Pidal, Don Demetrio Ramos, Don Luis Suárez Fernández, Don Fernando Chueca Goitia, Don Ángel Cabo, Don Manuel Fernández Álvarez, Don Miguel Artola, Don Carlos Seco, Don José María Blázquez y Don José Antonio Escudero.

Todos ellos nos han ayudado a conocer mejor nuestra historia. Y en el conocimiento de nuestro pasado están -no debemos permitirnos olvidarlo- las claves de nuestro futuro, aunque no siempre seamos capaces de leerlas o de interpretarlas correctamente.

En el Acto de hoy toma posesión el decimocuarto titular de la Cátedra, el Excelentísimo Señor Don Faustino Menéndez-Pidal de Navascués, cuya elogio acaba de hacer el Director de esta Real Academia, Excelentísimo Señor Don Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón, y a quien acabamos de entregar la placa que le acredita su designación.

Las aportaciones de Don Faustino Menéndez-Pidal se sumarán en esta Cátedra a las de aquellos que le precedieron, como el Excelentísimo Señor Don José Antonio Escudero, su anterior titular, a quien agradecemos que nos haya hecho hoy partícipes de algunos de sus muchos conocimientos sobre nuestro pasado común.

Gracias de antemano a D. Faustino Menéndez-Pidal por su trabajo y dedicación durante este año que comienza, y gracias por su dedicación de muchos años al estudio de la historia de España, que le ha hecho acreedor a este reconocimiento.

Sólo nos queda agradecer la hospitalidad de la Real Academia de la Historia, que nos acoge en su casa, y la de la Universidad de Valladolid, que nos alberga desde hace catorce años en su comunidad académica. Y queremos también agradecer su ayuda a cuantas personas y entidades proporcionan a nuestra Fundación los medios materiales necesarios para desarrollar su labor, y muy especialmente a Caja Duero.

Oiremos a continuación la lección que va a pronunciar Don Faustino Menéndez-Pidal como decimocuarto titular de la Cátedra Luis García de Valdeavellano de Historia de España.