Además, ha sido descubierta en el Jardín del Convento de la Merced una escultura en bronce, en presencia de su autor, Greg Wyatt, como homenaje a Cervantes y Shakespeare en el cuarto centenario de su muerte.

El presidente de la Asociación Internacional de Hispanistas, David Gies, ha sido el encargado de inaugurar el Curso Académico con la Lección Magistral pronunciada en el Aula Tirso de Molina de Soria, titulada “La lengua del futuro”,

Con anterioridad, ha sido descubierta en el Jardín del Convento de la Merced una escultura en bronce, en presencia de su autor, Greg Wyatt, como homenaje a Cervantes y Shakespeare en el cuarto centenario de su muerte.

Un acto que ha contado con numerosas personalidades, entre ellas el presidente de honor de la Fundación Duques de Soria de Ciencia y Cultura Hispánica, Carlos Zurita, su presidente, Rafael Benjumea, su secretario general, José María Rodríguez-Ponga, el alcalde de Soria, Carlos Martínez, el consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Fernando Rey, el Vicerector del Campus Duques de Soria de la Universidad de Valladolid, don Luis Miguel Bonilla, o el presidente de la Diputación Provincial de Soria, Luis Rey de las Heras, entre otros muchos.

De esta manera, a partir de este miércoles, 6 de julio de 2016, comienzan una serie de actividades académicas, organizadas conjuntamente entre la Fundación Duques de Soria y el Centro Internacional Antonio Machado.

Discursos del Acto Académico Anual

INTERVENCIÓN DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DUQUE DE SORIA, EN EL ACTO ACADÉMICO ANUAL DE LA FUNDACIÓN DUQUES DE SORIA DE CIENCIA Y CULTURA HISPÁNICA, EL 6 DE JULIO DE 2016, EN EL CONVENTO DE LA MERCED DE SORIA.

Saludo a todos en nombre de mi esposa, la Infanta Margarita, Duquesa de Soria, que por estar convaleciente de una intervención quirúrgica no puede acompañarnos hoy.

Desde que en 1988 la Infanta Margarita y yo decidimos que nuestra forma de responder al honor del ducado de Soria era contribuir a poner de relieve ante el mundo los valores de Soria como territorio excepcionalmente abonado para el cultivo de la ciencia y la cultura, no hemos hecho más que confirmar que Soria y la cultura son inseparables.

En marzo de 1989 nació la Fundación, y en estos 27 años el tiempo ha pasado, fructífero, siembra tras siembra, cosecha tras cosecha. Es precisamente la cosecha de siembras pasadas lo que ha creado el capital intangible que mantiene activa la Fundación y le permite mirar al futuro con la certeza de que su acción tendrá continuidad.

El año 1989, en que nació la Fundación, es uno de esos años en que la historia hace un quiebro, en que se produce un giro en la trayectoria humana. Como en 1492, en que Nebrija escribe la primera gramática de una lengua moderna, en que se completa el dominio cristiano de la península ibérica, y en que se abre a Europa el nuevo continente americano. O como en 1417 en que un latinista de la Italia renacentista, Gian Francesco Poggio Bracciolini, rescató y copió la única obra conocida de Lucrecio, filósofo romano del siglo primero antes de Cristo, heredero de la tradición de los epicúreos griegos, cuya influencia en el pensamiento occidental a partir del siglo XVII ha sido silenciosamente trascendental. Pues bien, 1989 es uno de esos años cruciales por la conjunción de sucesos históricos relevantes, que hará que tal vez los historiadores del futuro se refieran al período 1989-1992 como identificativo de una generación.

La Fundación ha tenido la suerte de formar parte de esa generación del 89, y de sumar a su proyecto la fuerza intelectual de tantos excelentes colaboradores y amigos que no podría nombrarlos uno a uno sin extenderme más allá de lo prudente.

Desde hace ya casi 30 años -período que tradicionalmente se identifica con una generación- esta Fundación ha trabajado desde Soria por la Ciencia y por la Cultura Hispánica. Y se acerca la hora en que una nueva generación tome el relevo de manos del extraordinario equipo que ha dado vida a las casi incontables iniciativas desarrolladas con éxito en lo que habrá sido la primera generación de este proyecto que tenemos la certeza de que está llamado a ser intemporal porque abarca el inagotable acervo que aportamos a la humanidad quienes nos expresamos en español.

Precisamente en esa línea se mueve la permanente y convencida vocación de apoyo al Hispanismo que es una de las claves de la Fundación.

Hoy es un día grande para subrayar el apoyo de nuestra Fundación al Hispanismo internacional, que ha sido objetivo constante del impulso fundacional de la Infanta Margarita y mío, eficazmente recogido por el excepcional Patronato de la Fundación y por su dedicadísimo equipo de gestión, a quienes debemos nuestra mayor gratitud. Gratitud que hoy personalizo en Rafael Benjumea, el Presidente de nuestro Patronato desde el inicio, que con tanto acierto ha venido gobernando la Fundación en los tiempos buenos y en los menos buenos.

Y el de hoy es un día grande, como digo, para nuestra trayectoria hispanista, por varias razones que ya ha mencionado el Presidente Benjumea:

Primera, porque a continuación pronunciará la lección magistral un ilustre hispanista norteamericano, el Profesor David Gies de la Universidad de Virginia, que dentro de una semana culminará en Münster (Alemania) su mandato trienal como Presidente de la Asociación Internacional de Hispanistas. Su mandato al frente de los hispanistas se inició en Buenos Aires hace ahora tres años con la designación de este Convento de la Merced de Soria como sede mundial de esa ilustrísima y benemérita asociación, que reúne a cerca de dos mil hispanistas de todas la universidades de los cinco continentes en las que se imparten estudios hispánicos.

Segunda, porque como muestra de la simbiosis de esta Fundación con la Asociación Internacional de Hispanistas, acabamos de concluir la digitalización del archivo de esa Asociación, custodiado aquí en nuestra sede -que es también su sede- y haremos su presentación pública ante la asamblea de hispanistas reunida en Münster la próxima semana.

Tercera, porque también en estos días se cumplen los primeros tres años, los más difíciles, de la implantación en este mismo Convento de la Merced del Centro Internacional Antonio Machado, la más ambiciosa iniciativa basada en Soria para impartir cursos de español y de cultura hispánica dirigidos a extranjeros. Este Centro está llamado a convertir la condición de Soria como capital del hispanismo internacional en un motor de desarrollo que materialice en pro de la sociedad soriana el continuado esfuerzo cultural de la Fundación, esfuerzo que se va a potenciar gracias precisamente a la múltiple conjunción con el Centro Internacional Antonio Machado, con la Asociación Internacional de Hispanistas, y -por supuesto- con la Residencia Universitaria y con la Universidad de Valladolid.

Y la cuarta razón, aunque en modo alguno la menor, es que hoy la Fundación acaba de recibir formalmente, merced a los buenos oficios de nuestro patrono el marqués de Tamarón, el regalo extraordinario de la gran obra en bronce del ilustre escultor norteamericano Greg Wyatt, hispanista sin saberlo, que hoy nos acompaña, como lo hace también, un año más, el mismo marqués de Tamarón. La escultura, una alegoría de Don Quijote y el Rey Lear, es un homenaje excepcional a Cervantes y Shakespeare en el cuarto centenario de su muerte, y un excelente recordatorio del valor universal de la literatura, instalado en el jardín del Convento con la colaboración del Ayuntamiento de Soria, para beneficio tanto de los estudiantes de nuestra Residencia Universitaria y del Centro Antonio Machado, como de los hispanistas que visiten su sede soriana. Este acto de homenaje a Cervantes y Shakespeare es el único que en este año se hace conjuntamente a ambos, y que se haga precisamente en Soria -y en nuestra Fundación- es motivo especial de orgullo para la Infanta Margarita, para mí, y para todos los miembros de la Fundación.

No me extenderé más. Agradezco su presencia en este acto al Consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, al Vicerrector del Campus en Soria de la Universidad de Valladolid, al Presidente de la Diputación de Soria -propietaria de este Convento de la Merced crecientemente puesto en valor- y al Alcalde de Soria, que muestran así la valoración hacia nuestra Fundación de las instituciones que representan.

Y ahora, agradeciendo a todos ustedes su amable atención, y reiterándoles el afectuoso saludo de mi esposa la Infanta Margarita, tengo la satisfacción de dar la palabra al Profesor David T. Gies, Presidente de la Asociación Internacional de Hispanistas, que va a impartir la lección magistral titulada La lengua del futuro. Muchísimas gracias.”

INTERVENCIÓN DE DON RAFAEL BENJUMEA, PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN DUQUES DE SORIA DE CIENCIA Y CULTURA HISPÁNICA

Sr. Alcalde, Sr. Presidente de la Diputación, Sr. Consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Sr. Vicerrector del Campus Duques de Soria de la Universidad de Valladolid, ilustrísimas autoridades, queridos amigos de la Fundación.

Empiezo haciendo votos por la rápida recuperación de la Infanta Doña Margarita, que este año no puede estar aquí por estar hospitalizada. Conociendo su energía y su vitalidad estamos seguros de que pronto volverá a la normalidad. Sr. Duque, le ruego que transmita a Doña Margarita mi convicción de que todos los que participamos en este acto la echamos mucho de menos.

Voy ahora a hacer una breve recorrido, con pinceladas rápidas, de las iniciativas más recientes de la Fundación y de las que están en curso.

Acabamos de inaugurar en el jardín de este Convento de la Merced la magnífica escultura en bronce que representa a Don Quijote y el Rey Lear del famoso escultor americano Greg Wyatt. Agradezco de todo corazón al autor que esté hoy con nosotros reforzando con su presencia en Soria la gran generosidad que ha tenido al donar a la Fundacion Duques de Soria esta gran obra que simboliza la conjunción de dos gigantes de la literatura mundial, Cervantes y Shakespeare, en el año en que el mundo recuerda el cuarto centenario de la muerte de ambos. De esta forma, desde Soria, que con esta escultura incrementa su ya destacado patrimonio cultural, hacemos algo más que aportar nuestro grano de arena a la conmemoración mundial de ambos maestros incontestables de las letras.

Porque -debo destacarlo- la presentación de esta escultura es el único acto celebrado en España este año de conmemoración conjunta de ambos genios de las letras universales. Y que este único acto de reconocimiento conjunto se haga precisamente en Soria, debe hacernos reflexionar sobre la relevancia de Soria en el mundo de la Cultura con mayúscula.

Es esta -además- la primera escultura de Greg Wyatt que se instala en España. Su obra está muy bien representada no solo en su país -EEUU- sino en Inglaterra e Italia, y se exhibe en muchos importantes museos. Desde aquí quiero asegurar a Greg Wyatt que en Soria estará presente desde ahora a través de esta obra y su generosidad quedará registrada en el recuerdo de todos los que integramos la Fundacion y en el de todos los sorianos que contemplen su escultura.

Quisiera expresar la gratitud de la Fundación al Ayuntamiento de Soria y en particular a su Alcalde Carlos Martínez por la colaboración recibida para la instalación de esta escultura, que hago extensiva también a la Diputación de Soria y a su Presidente Luis Rey.

La conferencia magistral que se pronunciara a continuación correrá a cargo del ilustre hispanista David Gies, Profesor norteamericano que preside la Asociación Internacional de Hispanistas, activa en todo el mundo, que tiene su sede en este Convento de la Merced: un honor para la Fundación que pone a Soria en el centro del Hispanismo mundial. Aprovecho para hacer una breve presentación del conferenciante.

David T. Gies es Profesor de Literatura Española en la Universidad de Virginia, y ha dedicado su investigación y su docencia a la literatura y a la cultura de la Ilustración y el Romanticismo, y al cine español. Entre los 15 libros que ha escrito destacaré El Teatro en la España del siglo XIX. Es autor de más de 135 reseñas de libros y de 110 artículos críticos, además de una reciente colección de artículos bajo el título Eros y amistad: Estudios sobre literatura española (siglos XVII y XIX). Ha impartido conferencias en Estados Unidos, España, Italia, Francia, Inglaterra, Alemania, Canadá, México y Argentina. Desde 1993 dirige la revista DIECIOCHO centrada en la Ilustración española. En el 2000 su Universidad le concedió su máxima distinción académica: el Premio Thomas Jefferson. En 2007 el Rey D. Juan Carlos le otorgó la Encomienda de número de la Orden de Isabel la Católica. En 2013 fue elegido Presidente de la Asociación Internacional de Hispanistas, y bajo su mandato la Asociación fijó su sede mundial en este Convento de la Merced. Y en 2016 fue nombrado Presidente de la prestigiosa sociedad hispánica Sigma Delta Pi. Ahora, hace solo unos días, ha sido muy merecidamente nombrado Académico correspondiente de la Real Academia Española.

Siempre repetimos que todos los hispanohablantes debemos enorme gratitud a quienes sin serlo dedican su vida profesional al estudio e investigación del español y de la cultura en español. Y la Fundación se honra en mostrar esa gratitud siempre que puede hacerlo.

Dentro de unos días se reúne el Congreso trienal de la Asociación en Alemania y la Fundacion presentara allí la versión digitalizada del archivo que contiene la historia de la asociación, que la Fundación custodia en este Convento. Quiero agradecer a la doctora Elena Jiménez, profesora de la Universidad de Valladolid en el Campus de Soria, su colaboración en esa exhaustiva labor. La FDS, una vez más, colabora en ese Congreso mundial del Hispanismo facilitando su participación a jóvenes estudiosos de países en los que el hispanismo es disciplina emergente.

En línea con nuestro constante apoyo al Hispanismo mencionaré la entrega del Premio Duques de Soria de Hispanismo en Bélgica, a la mejor tesis de máster en lengua o literatura hispánica, elegida de entre las mejores de cada una de las 7 universidades belgas que imparten estudios hispánicos. En febrero pasado se celebro el acto solemne en el Palacio de las Academias en Bruselas. Este premio se concede cada dos años, y ya ha cumplido su segunda convocatoria. Agradecemos la labor del jurado de esta última edición, presidido por el Académico de la Española D. Ignacio Bosque, así como la inestimable ayuda prestada a este Premio por el hispanista belga Robert Verdonk.

Nuestra Cátedra Carlos V, que dirige el Profesor Verdonk, continúa su colaboración con la Universidad de Amberes, manteniendo allí el único Lectorado de español existente en Bélgica, que ya ha cumplido más de 20 años.

Desde Soria seguimos apoyando el Boletín anual de la Asociación Internacional de Hispanistas, nacido como fruto del acuerdo estable con la Fundación concertado en 1993, hace ya 23 años.

Seguimos organizando el Seminario de doctorado de edición de textos hispánicos en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, en colaboración con la Hispanic Society, coordinado por la Profesora Lía Schwartz.

El próximo mes de octubre la Fundación celebrará en Cascais, en Portugal, dentro de la Cátedra Conde de Barcelona, una nueva edición de los Encuentros Luso Españoles de Arquitectura, en colaboración con la Fundaçao Dom Luis I, en la que participaran cerca de 200 arquitectos portugueses y españoles. Estará codirigido por Rafael Moneo y Eduardo Souto de Moura. La estrecha colaboración que mantenemos con la citada fundación portuguesa se extiende también al Museo Duarte Pinto Coelho, sede portuguesa de la Cátedra Conde de Barcelona y de la Delegación de la FDS, donde se custodian y exhiben colecciones de arte propiedad de la FDS procedentes del Legado Duarte Pinto Coelho.

En abril pasado la Fundación, en colaboración con la Universidad Pontificia de Salamanca, convocó el ya tradicional Encuentro de Literatura y Periodismo que coordina Jesús Fonseca y que se dirige a los estudiantes que serán futuros profesionales de la comunicación, como contribución a la mejor formación de quienes ejercerán una función tan relevante en la sociedad. El conferenciante invitado fue el poeta soriano Fermín Herrero.

En octubre próximo se celebrara en Salamanca el Encuentro sobre Fronteras de la Ciencia que reúne en torno a los temas más avanzados a físicos ilustres de universidades e instituciones científicas españolas con estudiantes de física de las Universidades de Valladolid y de Salamanca, con la colaboración de la Fundacion Universitaria de Castilla y León. La gestación y coordinación de estos Encuentros se debe a nuestro patrono el Profesor Fernando Tejerina, a quien expreso el mayor agradecimiento de la Fundación.

El Instituto del Paisaje, su Seminario anual, y el libro que cada año se añade a la ya nutrida colección que constituye un cuerpo sin precedentes de doctrina del Paisaje, son clásicos de la Fundación. En noviembre próximo volverá a reunirse en Soria el Seminario del Paisaje, con expertos de varios países. Nuestra gratitud en este caso se dirige a nuestro patrono el Profesor Eduardo Martínez de Pisón y al Profesor Nicolás Ortega, de la Universidad Autónoma de Madrid, coeditora con la Fundación de las ya numerosas ediciones del Instituto del Paisaje.

El Centro Internacional Antonio Machado, que se inició hace 3 años como una promesa, se va confirmando paso a paso como una cada vez más sólida realidad, atrayendo estudiantes universitarios de países como EEUU, Italia o Egipto. Este Centro está llamado a ser un referente en el panorama de la enseñanza a extranjeros del español y de la cultura hispánica.

Durante este mes de julio, ya lo anunciamos hace unas semanas, hay programadas en Soria por la Fundación y por el Centro, todos los días, al menos una conferencia pública, incluyendo las clásicas Confesiones de Autor que con tanta maestría coordina Santos Sanz Villanueva, los ciclos de “Literaturas Laterales” y de “Pensamiento español contemporáneo” que convoca con enorme acierto José Ángel González Sainz, y el ciclo sobre el mundo celtibérico, que un año más convoca nuestro patrono el Profesor Alfredo Jimeno.

He citado la sede portuguesa de la Cátedra Conde de Barcelona, y citará ahora su sede española, en el Palacio de los Águila de Ciudad Rodrigo, en que la Fundación programa numerosas y constantes actividades públicas de difusión cultural, en colaboración con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y con el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo.

Desde este foro la Fundación manifiesta su agradecimiento a todos los que colaboran con la Fundación de un modo u otro. Y de modo especial al Secretario General de la Fundación José María Rodríguez-Ponga y a los miembros de su despacho profesional, por hacerse cargo altruistamente de la estructura administrativa de la Fundación.

Es importante reconocer y agradecer a todos los miembros del Patronato su implicación y su apoyo, así como al creciente grupo de amigos de la Fundación, de cuya consolidación va a depender en buena medida la de la Fundación misma.

Y no terminaré mi intervención sin señalar y agradecer una vez más el papel esencial de soporte permanente que desempeñan nuestros Presidentes de Honor, los Duques de Soria, desde su convicción personal de que la labor de la Fundación es merecedora del máximo apoyo desde todas las perspectivas e instancias, y en todo caso de su apoyo incondicional.

Muchas gracias a todos ustedes por acompañarnos, y por su interés.

LECCIÓN MAGISTRAL DE DAVID GIES, PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE HISPANISTAS

«La lengua del futuro»

David T. Gies

Pensemos por un momento en el año 1789. ¿Qué imágenes nos vienen a la mente? Creo que para la gran mayoría de nosotros es la Revolución Francesa, el acto culminante de un siglo de conflicto y transformación que cambió el mundo occidental para siempre. O, a lo mejor, aquí en España pensamos que es el año inmediatamente posterior al de la muerte de uno de los mejores reyes que ha gobernado el país, el gran monarca ilustrado Carlos III. Pero yo, que vengo del otro lado de ese charco que nos separa y nos une, pienso en otra revolución, la Revolución Nortemericana. Aunque «ganamos» la guerra contra Inglaterra y declaramos nuestra independencia en 1776, el año 1789 es fundamental —y acaso más importante— porque es el año del Congreso Constitucional en Filadelfia y de la ratificación de nuestra histórica Constitución.

En este mismo año (1789) una de las figuras más sobresalientes de la historia de los nuevos Estados Unidos de América, Thomás Jefferson, autor de la Declaración de Independencia, se encontraba en el París revolucionario, donde había residido desde 1784. Sucedió a Benjamín Franklin como Ministro Plenipotenciario, y en la capital francesa Jefferson conoció a todos los grandes intelectuales de aquellos días. Le deslumbraron los cuadros de pintores como Hubert Robert, de Jacques Louis David y de Madame Vigée Le Brun. Le encantaron las obras teatrales que vio de Racine, Molière o Beaumarchais. Compró muebles y trastos para su casa en Virginia, Monticello (mandó más de 86 cajas de tesoros a Monticello durante su estancia en la capital parisina). Conoció los espléndidos vinos franceses (y más tarde estableció los comienzos de la que es hoy en día una de las industrias más importantes del estado de Virginia, la vinicultura). Habló francés, una lengua que había estudiado desde joven (aunque, según su propia confesión, la hablaba basante mal). Es decir, como era de esperar, fue un gran aficionado a todo lo francés.

Y, desde la capital francesa, le escribió una carta a su sobrino Peter Carr, en la que le anima a estudiar el francés. En esta carta, fechada en 1785, le aconseja: «You are now I expect learning French. You must push this: because the books which will be put into your hands when you advance into Mathematics, Natural philosophy, Natural history, &c. will be mostly French, these sciences being better treated by the French than the English writers.» [Me imagino que estás aprendiendo el francés ahora. Debes aplicarte, porque los libros de Matemáticas, Filosofía Natural, Historia Natural, etc., estarán en francés; los escritores franceses tratan estas materias mejor que los escritores ingleses]. Peter Carr sí que estudiaba el francés —la lingua franca de la diplomacia en el siglo XVIII— pero también estudiaba el italiano, una lengua que Jefferson apreciaba mucho (él había pasado un tiempo en Italia, y uno de sus mayores logros, el diseño y construcción de la Universidad de Virginia, se inspiró en la obra del gran arquitecto italiano Andrea Palladio —La Rotonda en Vicenza). ¿Le recomienda a Peter que siga sus estudios de italiano? A pesar de lo que cabría suponer, la respuesta es negativa. Jefferson pronto se cambia de opinión y comienza a recomendar a su sobrino que estudie no el italiano, sino otra lengua que en su opinión iba a jugar un papel muy importante en el futuro. ¿Qué lengua es esa? El español. «Our future connection with Spain renders that the most necessary of the modern languages, after the French.» [Nuestra futura conexión con España hace que el español sea la más necesaria de las lenguas modernas, después del francés.] Es decir, en este momento de su vida, a Jefferson le interesa el español, pero favorece el francés. Primero el francés y luego el español.

Bien. Esto en 1785. Dos años más tarde, en una carta a su futuro yerno, Thomas Mann Randolph, detectamos una evolución en su pensamiento cuando enfatiza la importancia que tiene el español en el Nuevo Mundo. «Next to this [French] the Spanish is most important to an American. Our connection with Spain is already important and will become daily more so. Besides this the ancient part of American history is written chiefly in Spanish.» [Después de este idioma (el francés) el español es el más importante para un americano. Nuestra relación con España ya es importante y será aún más importante cada día. Además de eso, la mayor parte de la historia americana está escrita en español.] Ahora, Jefferson piensa que dos idiomas tienen importancia: el francés y el español.

Pero por fin, Jefferson se entrega completamente al español y dice, «Bestow great attention on this, and endeavor to acquire an accurate knowledge of it. Our future connections with Spain and Spanish America, will render that language a valuable acquisition. The ancient history of that part of America, too, is written in that language. I send you a dictionary» [Presta gran atención a esta lengua e intenta adquirir un conocimiento preciso de ella. Nuestras futuras relaciones con España e Hispanoamérica harán que el español sea una adquisición valiosa. La historia antigua de esa parte de América está escrita en ese idioma (…) Te mando un diccionario.]

Los consejos de Jefferson a su sobrino nos sorprenden. Primero, expresa miedo de que una persona que intenta aprender las tres lenguas (y luego usarlas en conversación) se confunda («nunca he visto a una persona que intente hablar las tres lenguas sin mezclarlas»). (Uf! ¡Mis fracasados intentos de hacerlo tan solo en español prueban que Jefferson tenía razón!). Segundo, aunque reconoce el valor del francés en el mundo en que se movía, Jefferson recomienda el estudio del español.

¡Qué personaje más visionario! El crecimiento del español en EEUU es un fenómeno antiguo y moderno (recordemos que el español fue la primera lengua de este país. Recordemos también que el español NO FIGURÓ tradicionalmente en las lenguas que se estudiaban en los EEUU. Un informe titulado «The Yale Report» de 1828 recomendaba el estudio del latín y griego. En 1893 un grupo llamado The Committee of Ten insistió en el estudio del latín, el griego, el alemán y el francés. (Nada de español). Pero si hoy volviera Jefferson, se quedaría absolutamente alucinado por el profundo impacto que tiene el español en el mundo, y en su mundo, la América que él ayudó a establecer.

Pero ese trayecto no ha discurrido siempre sin controversia. A pesar de las raíces históricas que unen a los Estados Unidos con España, el crecimiento del español en Norteamérica no ha sido fácil. Les cuento un anécdota que revela que siempre ha habido resistencia (por no decir plena ignorancia) contra todo lo que no fuera el inglés en Estados Unidos.

Hace unas décadas, la gran corporación General Motors decidió vender un coche que había tenido mucho éxito en su país a los residentes de Centro y Sudamérica. Prepararon una campaña de márketing, contrataron a un equipo de técnicos y expertos, pusieron un precio asequible y esperaban repitir el éxito que el coche, el Chevrolet Nova (nombrado en honor del fenómeno nuclear que produce una luz deslumbrante en los cielos), había tenido al norte del Río Grande. Pero, nada. No se vendió. Fue un desastre, un fracaso notable. No se entendía. ¿Qué pasó? ¿Por qué no compraron este coche los mexicanos, chilenos, argentinos o caribeños? Fruncieron el ceño. Lloraron. Se acusaron mutuamente. Algunos perdieron sus puestos de trabajo. Nadie se dio cuenta de que el nombre que le habían puesto al coche —Chevy Nova— no significaba en español nada de estrellas nucleares ni luces deslumbrantes, sino sencillamente que el coche «NO VA.» Es decir, querían vender un coche que anunciaba que «El Chrevrolet NO VA.» Se supone que Vds. tampoco comprarían un coche que «no va.»

Bueno. Hoy en día se aprecia más la diversidad, la importancia del multilingüismo en el mundo y el impacto de la globalización. Hay que reconocer que el inglés es hoy en día la lingua franca para muchos, y los alumnos que aprenden el inglés tienen más oportunidades económicas y culturales que los que insisten en limitarse a conocer solo una lengua. Pero también reconocemos que no todo el mundo habla inglés y que es importante —fundamental— hablar la lengua que usa la gente.

Por eso volveré al tema del español en Estados Unidos. Muchas empresas sí comprenden la importancia de este sector hispanohablante. Les pongo un ejemplo: en 1986, un empresario libanés, Antonio Swad, abrió una pizzería en Dallas, Texas, llamada Pizza Pizza. El barrio en que estableció la tienda era un barrio hispánico, pero Swad no hablaba nada de español. Se dio cuenta inmediatamente de la importancia de tener empleados hispanohablantes, empezó a producir pizzas con (por ejemplo) chorizo (al gusto de su clientela —una pizza se llama «La Mexicana») y cambió el nombre de la tienda de Pizza Pizza a Pizza Patrón. Tuvo éxito y a los dos años abrió una segunda tienda. Hoy, Pizza Patrón tiene más de … 100 restaurantes en Texas y California. Dicen que los hispanohablantes ya son dueños y empresarios de casi 3 millones de negocios, y su aumento (es decir, el de los dueños hispanohablantes de empresas y negocios) es el doble de lo normal.

Casi un 20 por ciento de la población de mi país habla español, y muchas personas hablan español exclusivamente. Es decir, no saben inglés. Podemos quejarnos de esa realidad, negar su existencia y crear barreras (o construir murallas), pero una policía lingüística nunca va a poder (y no debe) reprimir la lengua de la gente que quiere usarla.

Jefferson no fue el único sabio norteamericano que vio la importancia del español para EEUU. El gran poeta Walt Whitman, autor de Hojas de hierba, también escribió en el año 1883, lo siguiente:

To that composite American identity of the future, Spanish character will supply some of the most needed parts. No stock shows a grander historic respect —grander in religiousness and loyalty, or for patriotism, courage, decorum, gravity and honor.

[A esa identidad compuesta americana del futuro, el carácter español va a añadirle algunos de los elementos más necesarios. No hay ninguna gente que demuestre mayor respeto histórico, mayor religiosidad y lealtad, mayor patriotismo, mayor decoro, valentía, gravedad y honor.]

El Centro de Estadísticas de EEUU publicó recientemente una información que indica que los hispanos ahora gastan más de 1,5 billones de dólares cada año. Una tercera parte de estos hispanohablantes tiene menos de 18 años de edad. Como ya he dicho, casi 3 millones de negocios y empresas pertenecen a hispanohablantes. Los cuatro canales de televisión más importantes (NBC, ABC, CBS, Fox) han perdido clientes en los últimos años, pero Univisión ahora llega a más jóvenes cada hora que todos los otros juntos. La población hispanohablante es más fiel a las marcas, un detalle que les encanta a los que anuncian y venden productos.

Jefferson y Whitman tenían razón al reconocer la importancia del español en EEUU. Es una lengua fuerte en ese país y ya no es lengua «extranjera», sino primera o segunda lengua para muchos. Existen numerosos datos para comprobar que hoy en día hay más hispanohablantes en Estados Unidos que en el país que plantó la semilla de esa lengua en el Nuevo Mundo, es decir, España. España tiene 46 millones de habitantes; los Estados Unidos tiene 53 millones de hispanohablantes. [Ver mapa] El español es la segunda lengua más usada en Facebook y Twitter; la tercera en Internet (y no digo solo en EEUU sino en todo el mundo). Muchas escuelas primarias ofrecen clases bilingües, en las que los alumnos estudian sus asignaturas tanto en inglés como en español (tan solo en la ciudad de Nueva York existen 180 programas bilingües; no todos son de español, naturalmente, pero el español domina). En Utah, un estado sin raíces hispánicas, un 9% de los alumnos estudian dos lenguas; en Oregon, es un 10%. Hay escuelas monolingües también, donde el uso del inglés, si no está exactamente prohibido, por lo menos se desaconseja. En las escuelas secundarias, es el español la asignatura de lengua más solicitada (algunas escuelas tienen dificultades para encontrar un suficiente número de maestros con los que atender esa demanda). [Forges cartoon: «Se busca profesor de español»]. En la gran mayoría de las universidades norteamericanas, el estudio del francés, el alemán y las lenguas clásicas (latín, griego) —las lenguas que hace 20 años dominaban el plan de estudios— desciende vertiginosamente, mientras que miles de alumnos no encuentran plazas en las aulas de español por el creciente número de jóvenes que insisten en aprender ese idioma. Según la Modern Language Association, en 2015 había casi 800,000 alumnos tomando cursos en español en la universidad; más de 3 millones en las escuelas secundarias. Las otras lenguas no resisten la comparación [chart].

Se sabe también que hay un bilingüismo callejero e incluso oficial en muchos estados norteamericanos, como California, Arizona, Tejas y Florida, pero se reconoce menos la presencia de lo hispano en Wyoming, Iowa, New Hampshire, Virginia u otros estados que no se encuentran en la frontera entre EEUU y México. Según el New York Times, cada vez más personas angloparlantes ven el bi-culturalismo y el bi-lingüismo como una estrategia importante en la nueva economía global (9 octubre 2015). En los Estados Unidos hay más de 5000 oficiales elegidos que son de origen latino o hispano. Como se sabe, el español es lengua oficial de las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Organización Internacional del Comercio (World Trade Organization), y la NAFTA (North American Free Trade Association).

Tan solo en EEUU un 75% de los que llamamos «indocumentados» no solo hacen trabajos que muchos en mi país ya no quieren hacer (jardinero, cocinero, limpieza, servicio doméstico, pintura, mantenimiento urbano), sino que pagan impuestos a la Seguridad Social (según estas estadísticas, esta gente añade unos $15 mil millones, pero solo usan menos de $2 mil millones en servicios). En total, han contribuído con unos $300 mil millones a la Seguridad Social. Un estudio de hace una década, de la Universidad de California en Los Ángeles, reveló que la desaparición de los mexicanos no documentados en EEUU provocaría una caída de $220 billones en el poder económico del país. Es decir, los hispanohablantes están bien integrados en la economía local y nacional, y contribuyen al bienestar de los Estados Unidos.

Pero el inmigrante español y el hispanoparlante no siempre han tenido una presencia tan obvia en este país, como sugiere el nuevo libro de James D. Fernández y Luis Argeo, Invisible Immigrants: Spaniards in the US, 1868-1945 (2015).

«Inmigrantes invisibles». Pues, sí: a pesar de la extraordinaria presencia de los hispanos en EEUU, a pesar del ruido y alto volumen del debate político (con frecuencia xenófobo y racista, hay que decirlo) sobre (es decir, contra) lo hispanohablante en EEUU, la gran mayoría de los estadounidenses simplemente no tiene idea de lo profundamente arraigada que está la lengua española en su país. Mi teoría hoy es bien sencilla:

A pesar de la omnipresencia de la lengua española en el discurso diario en los Estados Unidos, la gran mayoría de los norteamericanos no la ven, no la perciben y no son conscientes de su existencia. En el tiempo de que dispongo para la exposición de esta tesis sólo puedo ofrecer unas líneas generales, dar unos cuantos ejemplos y sugerir varias categorías de este español «invisible» en EEUU.

Muchas empresas ya reconocen la presencia (y la importancia del poder adquisitivo) de la población hispana. Todos en mi país hemos tenido esta experiencia: solo hay que llamar a cualquier compañía nacional (o multinacional) para oír el famoso, «Para continuar en español, marque el nueve», lo que habla por sí solo de la gran cantidad de hispanohablantes que usan los servicios o compran productos de dichas empresas.

Hoy en día, en EEUU el español se ve 1) en publicaciones oficiales del gobierno; 2) en el transporte público; 3) en anuncios y páginas web de empresas, bancos y tiendas; 4) en instrucciones para aparatos; 5) en avisos y advertencias de todo tipo; 6) en instituciones educativas y culturales (como universidades, museos, etc.); 7) en establecimientos de hostelería; 8) en el sector de la medicina y la salud; y 9) en productos de consumo. [ELABORATE THESE]

Se nota, sin embargo, que ese bilingüismo no ha llegado todavía a un estado de perfección. Por ejemplo, en esta traducción se confunde «expulsión» con «eyaculación» (cosa que puede meterle a uno en líos, digo yo). O, cuando «salida» se confunde con «éxito». O, cuando la diferencia entre «bebe» y «bebé» se pierde. El peligro de la traducción directa, en manos de un alumno del primer año de estudio, es notable (washing: explain it). O (mi último ejemplo), cuando un sustantivo se mezcla con un verbo: agua (el líquido con el verbo aguar) y vino (la bebida con el verbo venir). En inglés, estas «traducciones» —y otras («mano se llava….») no tienen ningún sentido.

Algunos escépticos se preguntan, «¿Qué valor tiene el español si la lengua de EEUU es el inglés? ¿Si todo el mundo aprende inglés? ¿Si el inglés es la lingua franca del comercio internacional? ¿Por qué hay que aprender una segunda lengua? Bueno, los expertos que han estudiado el tema tienen respuesta. Y yo, usando lo que ellos nos han enseñado, les digo a mis alumnos:

1) El español te sirve para estar al día con la cultura y la cultura popular. La influencia hispánica es enorme en la música, en el cine, en la comida (paella, tortilla, burritos, ceviche, tamales –todas son comidas populares en mi país). («Yo quiero Taco Bell»). Pero también la influencia de Cervantes, de García Márquez, de Goya, de Picasso, de Dalí y un sinnúmero de escritores y artistas conocidos en todo el mundo.

2) El español puede protegerte contra el Alzheimer: los científicos han probado que el aprender dos lenguas ayuda la memoria y protege la agudeza mental. También aumenta la creatividad. Es decir, eres más inteligente si estudias una lengua extrangera.

3) El español ayuda en los negocios, no sólo para comunicarse con los colegas, sino también para reconocer el enorme poder adquisitivo de la población hispanohablante.

4) Como ya hemos visto, guste o no guste, el español está por todas partes: en el supermercado, en la tele, en los aparatos domésticos, en el trato diario. No se puede (ni de debe) evitar.

5) Si sabes español, serás un viajero mucho más preparado, y la experiencia turística te enriquece.

6) Es más fácil conseguir un empleo si hablas español en EEUU. Muchas profesiones hoy en día exigen un conocimiento del español, o, por lo menos aumenta tu productividad (finanzas, negocios, salud, medicina, educación, gobierno, derecho, servicios sociales).

7) El estudiar el español te ayuda con tu inglés (y vice versa): gramática, estructura, corrección, vocabulario.

8) Si sabes español e inglés, es más fácil aprender una tercera lengua. Y el español es más fácil que muchas otras lenguas: no tiene tonos como el chino, no tiene forma incomprensible de escribir las palabras como el francés, no va de la derecha a la izquierda como el árabe, etc. El español es una lengua fonética: en general, lo que ves es lo que pronuncias.

9) Tus hijos y nietos van a hablar español.

Naturalmente, algunos individuos sí que toman nota de este bilingüismo (macarrónico o no), pero lo rechazan. Por ejemplo, cuando le preguntaron al presunto candidato republicano a la presidencia norteamericana, Donald Trump, si hablaba español, su respuesta reflejó la actitud de determinado sector de la población. «No,» contestó tajantemente. «Este es un país angloparlante, ¿no se da cuenta Vd.?» ¿No sabe el Sr. Trump que los Estados Unidos NO TIENEN una lengua oficial? Es decir, el inglés NO es la lengua oficial del país. Le acusó a su adversario político Jeb Bush (casado éste con una mujer de origen mexicano) de «hablar mexicano.» Hay otros casos tristes en los que un angloparlante expresa «incomodidad» al tener que «oir» o «sufrir» demasiado español en un hospital, por ejemplo, o, caso más sorprendente, durante una misa en una iglesia católica (Christerson 92). Se confunden a los mexicanos con todos los hispanos («estos son mexicanos ilegales de Guatemala y Honduras»). Creen —y lo dicen en voz alta, cosa que le deja a uno con la boca abierta— que todos los hispanos son drogadictos (Donald Trump) o violadores (Donald Trump) o asesinos (¿necesito decirlo? Donald Trump). Trump no es el único en promocionar estas ideas perversas. Un nuevo libro, publicado hace nada en Texas, insiste en que los inmigrantes traen «pobreza, drogas, crimen y explotación» a EEUU y que quieren «destruir esta sociedad.» Y este libro puede llegar a ser un «libro recomendado» para las escuelas públicas de Texas.

En un blog de signo derechista («Coston’s Complaint») puede leerse (en inglés, claro está) una protesta contra la frecuencia del español en el discurso diario norteamericano (empresas, escuelas, gobierno, prensa). El verbo que usa el bloguero para hacer resaltar la presencia del español en, por ejemplo, las señales de tráfico ya indica su postura ideológica: el español —según él— «esparce desperdicios» (litter, basura) por —o «ensucia»— el país. Luego, amenaza apocalípticamente. imitando una retórica bíblica— que «Nosotros como nación desapareceremos de la Tierra» («We as a nation shall perish from the Earth»). Según esta torcida lógica, si continuamos usando el español, el mundo se acabará.

No vamos a desaparecer. El mundo no se va a acabar. Estamos viviendo un momento importante en la historia de la globalización (Ramazani 35). Las lenguas hoy en día tienden a entremezclarse, dando como resultado una diglosia o una poliglosia que nos enriquecen a todos. Es más: un detalle que algunos norteamericanos olvidan es que el español existió en EEUU antes de la llegada del inglés. Es una lengua con tradiciones y raíces e historia. El antiguo México consistía en lo que hoy es gran parte de los Estados Unidos. Los norteamericanos usamos palabras en español todos los días, sin darnos cuenta de que el origen de dichas palabras es el español: Nevada, California, Florida, Colorado, Los Angeles, Montana, San Antonio, Sacramento, Luisiana, etc, etc.

Contamos este chiste en mi país:

«¿Cómo se llama una persona que habla dos lenguas?» (bilingüe)

«¿Cómo se llama una persona que habla tres lenguas?» (trilingüe)

«¿Cómo se llama una persona que habla solo una lengua?» (Un norteamericano)

Jefferson aprendió el español con una ejemplar (prestado) de Don Quijote, detalle digno de ser destacado en 2016, aniversario de la muerte del gran novelista Miguel de Cervantes. Le regaló otros ejemplares del Quijote a sus hijas Marta y María para que aprendieran ellas el español (quería que leyeran por lo menos 10 páginas en el original, cada día). «No puedo vivir sin libros,» escribió. (Por cierto, cuando los malignos ingleses quemaron la capital, Washington, en 1814, Jefferson —que tenía la biblioteca personal más importante de EEUU, donó sus libros a lo que llegó a ser luego la impresionante Library of Congress). Cuando murió en 1826 en Monticello, Jefferson tenía en su bibioteca un ejemplar personal de la novela.

Aquí, para concluir, no puedo resistirme a parafrasear al gran poeta Gabriel Celaya. «La poesía es un arma cargada de futuro,» escribió en 1955. Pues, yo diría: «El español es un arma cargada de futuro.» A pesar de la negatividad de los críticos, que ven en este fenómeno una amenaza contra «nuestra» identidad cultural norteamericana, creo que esa vitalidad es un beneficio que une nuestro mundo. El español ES el futuro. Y ese futuro es un lugar lleno de oportunidades culturales y económicas, y asegura un mundo libre y democrático.