Por Agustín Redondo

Universidad de la Sorbonne Nouvelle

Presidente de Honor de la AIH

Lía Schwartz se nos fue el 31 de mayo de 2020, dejando desconsolados a sus numerosos amigos, colegas y discípulos. Sabíamos que desde hacía unos años no estaba bien de salud, pero esperábamos que todavía volveríamos a verla en alguno de los congresos de la «Asociación Internacional de Hispanistas» (AIH), a los cuales acudía fielmente, descubriéndonos con penetración y algún toque de humorismo el fruto sazonado de sus últimas investigaciones. Desgraciadamente, no fue así en el último Congreso de la AIH, el de Jerusalén (julio de 2019), donde por lo menos se la pudo homenajear, al presentar el libro de trabajos que sus amigos y colegas le ofrecían (Docta y sabia Atenea. Studia in honorem Lia Schwartz).

Gran amante de la cultura clásica y española del Siglo de Oro, se había formado con mucho rigor en filología clásica y española en las Universidades de Buenos Aires –había nacido en la argentina ciudad de Corrientes en 1941- y de Maguncia, prosiguiendo sus estudios en Estados Unidos, en la Universidad de Illinois, donde se doctoró.

Su valía le mereció una carrera académica brillante, enseñando en las Universidades de Illinois, Fordham, Princeton, Pensilvania, Darmouth College, y por fin, en la City University of New York, donde, en el Graduate Center, acabó su trayectoria profesoral como Catedrática de Literatura Española y Comparada, dirigiendo el programa de doctorado en literaturas y lenguas hispánicas y luso-brasileñas.

Su sólida formación filológica clásica, el conocimiento de las tres lenguas del humanismo –griego, latín y hebreo- , la práctica de varias lenguas vivas (español, inglés, alemán, francés, italiano) hicieron de Lía una investigadora exigente, muy al tanto de todo lo que se publicaba en conexión con sus intereses científicos, centrados fundamentalmente en las relaciones de la literatura española de los siglos XVI y XVII con los clásicos grecolatinos. Con mucha apertura de espíritu, esa amiga del diálogo científico, sabía valorar con clarividencia las aportaciones novedosas de los estudiosos a partir de enfoques y teorías nuevas, pero desechaba la hojarasca que aparecía en algunos trabajos unidos a planteamientos postmodernos anti-históricos, de moda en Norteamérica en la década de los 90 y aún posteriormente. Ella, verdadera humanista moderna, defendía las humanidades, considerando como esencial el trabajo filológico, apoyado en el conocimiento histórico de textos y contextos, como puede verse en su artículo del 6 de enero de 2002, publicado en Ciberletras, «De hispanismos, los siglos XVI y XVII y el olvido de la historia».

Si bien su actividad investigadora ha abarcado diversos campos, como lo demuestra su libro de 2005, De Fray Luis a Quevedo. Lecturas de los clásicos antiguos, el objeto predilecto de su atención ha sido otro humanista, del siglo XVII, poeta y prosista, satírico y político, Francisco de Quevedo, cuya obra ha analizado con gran agudeza, editándola en varias ocasiones y abriendo iluminadoras perspectivas. Ahí están sus abundantes y valiosas publicaciones, especialmente sus libros Metáfora y sátira en la obra de Quevedo (1984), Quevedo, discurso y representación (1986), Quevedo. Poesía selecta (1989; en colaboración), Francisco de Quevedo. Un Heráclito cristiano. Canta sola a Lisa y otros poemas (1998; en colaboración), Francisco de Quevedo. La Fortuna con seso y la hora de todos (2003 y nueva edición revisada a partir del único manuscrito conservado en la Hispanic Society of America: 2009).

Quevedo, que le había conducido a estudiar la sátira y sus características en el Siglo de Oro, redactando un nutrido grupo de sabios estudios, además de su  libro de 1984 y de una antología crítica virtual titulada Las sátiras de Quevedo y su recepción, también le llevó a interesarse por los hermanos Argensola, especialmente por Bartolomé Leonardo de Argensola, el erudito poeta e historiador aragonés, protegido por el gran conde de Lemos, el mecenas de Cervantes. A Argensola, le dedicó una serie de indispensables trabajos, dando a la luz el libro Lo ingenioso y lo prudente. Bartolomé de Argensola y la sátira  (2013) y editando sus Sátiras menipeas (2011; en colaboración).

Lía era muy estimada por sus estudiantes que apreciaban su enseñanza y la calidad humana de sus relaciones con ellos. Lo mismo ocurría con sus colegas, tanto en América como en Europa y otras partes, que valoraban sus trabajos científicos, de modo que se la invitó a dar cursos y conferencias en muchas universidades americanas, europeas y del Oriente Medio. El que firma estas líneas recuerda muy bien que en los años 1994, 1996 y 1998 le pidió que diera unas conferencias en la Sorbona y participara en el Seminario del CRES («Centre de Recherche sur l’Espagne des XVIe et XVIIe Siècles» = Centro de Investigaciones sobre la España de los Siglos XVI y XVII). Lía nos habló con mucha perspicacia y finura de varios temas vinculados a sus estudios predilectos (Quevedo, la sátira, Argensola). Asimismo recuerda las charlas amistosas y risueñas en París y en Nueva York con su esposo Isaías Lerner, otro gran hispanista, con ella («la Schwartz», como la llamaba él cariñosamente) y con su hija Bettina, especialista de literatura francesa. Esa es otra de las facetas de Lía: su afabilidad y su fidelidad a los amigos, con quienes le gustaba reunirse y reír, hablando no sólo de problemas científicos sino también de temas menos serios, suscitando más de una vez, unos y otros, su fina ironía.

Su nombradía en el mundo del Hispanismo la llevó a ocupar varios puestos importantes en diversas asociaciones de especialistas y particularmente en la Asociación Internacional de Hispanistas, siendo Secretaria General de ésta durante seis años (1992-1998) y presidiéndola luego durante otros tres (1998-2001), desempeñando siempre un papel muy activo.

La AIH fue creada en 1962, cuando el Congreso de Oxford, para facilitar el encuentro y el intercambio entre investigadores hispanistas de los cinco continentes. Y efectivamente, los congresos trienales de la Asociación, desde su fundación hasta los años 1992-2001 (los que nos interesan aquí), han constituido un foro privilegiado para los hispanistas universitarios de muy distintos países, que podían alternar, comunicar entre sí ideas, teorías, planteamientos nuevos y una pluralidad de interpretaciones. De ahí que la AIH conociera durante esos cuarenta años de existencia una continua pujanza unida al desarrollo en las Universidades del estudio de la lengua española, de las literaturas y de las culturas hispánicas e hispanoamericanas. Lo que ha ampliado asimismo esa pujanza ha sido el considerar ya que los investigadores de habla española eran también hispanistas y no sólo aquellos que no eran hispanohablantes nativos. Lía ha estado directamente vinculada al crecimiento de la Asociación en la última década de este período de casi medio siglo.

El que redacta estas líneas ha trabajado directamente con Lía Schwartz cuando él era Presidente y ella Secretaria General (1995-1998) y ha conservado un recuerdo muy nítido y entusiasta de su inagotable actividad. Ya teníamos lazos de amistad y de investigación, de manera que, con gran confianza entre nosotros, pudimos obrar en amor y compañía, en pro del mayor incremento y visibilidad de nuestra Asociación y del hispanismo internacional, si bien con el respaldo de la Junta Directiva y luego de la Asamblea General. Ni que decir tiene que las comunicaciones telefónicas fueron muy frecuentes (ella en América, y a trechos en Madrid, y yo en París), reuniéndonos en la capital española o francesa cuando era factible. Lía era incansable. Contestaba con rapidez y minucia a las numerosas cartas de los socios, adelantando soluciones acertadas cuando había problemas que resolver (y no fueron pocos) y lo mismo hacía con referencia a las diversas instituciones con las cuales estábamos en contacto, sobre todo con vistas al futuro Congreso, el de Madrid de 1998. Se encargaba directamente de coordinar todo el material recibido (actividades y publicaciones de libros por los hispanistas de los diferentes países), enviado por los responsables de su reunión en las diversas partes del mundo para constituir la materia del Boletín de la AIH, el cual ofrecía la sección «El hispanismo en el mundo: Bibliografía y crónica». Ella redactaba siempre unas líneas para orientar a los lectores. Dicho Boletín ha constituido un verdadero instrumento de trabajo entre dos congresos, siendo muy apreciado por los socios. La Secretaria General tenía pues muchos contactos con numerosos hispanistas quienes, atraídos por su gentileza, su personalidad y el trabajo continuo que asumía, fueron peldaños seguros sobre los cuales la Asociación pudo apoyarse para dar mayor extensión a su acción y superficie, facilitando así el desarrollo del hispanismo.

Ya había cuajado la idea de que era necesario confrontar el trabajo global de todos los hispanismos para alimentarse, a nivel de la AIH, de las aportaciones de cada uno de ellos. Por esto, en 1998, cuando salió la Bibliografía de Actas de los Congresos [de la AIH]. I-XI. 1962-1992 de Jaime Fernández, Lía delineó muy atinadamente, en unas páginas de introducción, «una trayectoria del hispanismo». Utilizando las conferencias de los «plenaristas», puso de relieve las características del hispanismo internacional: orientaciones, inclusión de nuevos campos, conceptos, planteamientos, diferencias entre el hispanismo norteamericano y el europeo y, dentro de este último, las peculiaridades del de cada país. Ese amplio panorama le daba la ocasión de sintetizar las problemáticas de la investigación en el marco de los encuentros internacionales de la AIH, subrayando cuán diversos y complementarios eran los diferentes hispanismos de la segunda mitad del siglo XX. Esto explica que las reuniones de investigadores sobre ciertos temas o ciertas orientaciones hayan cobrado mayor importancia en nuestros congresos trienales, así como las reuniones de los representantes de los diversos hispanismos nacionales para permitir un mejor conocimiento de las tónicas de cada uno y ampliar las coordinaciones a nivel internacional.

Lía siempre estuvo muy atenta a todo ello, en unión del Presidente, impulsando estas reuniones y esforzándose por encontrar un equilibrio razonable entre las diversas tendencias del hispanismo, sin dejar de afirmar la necesidad de desarrollar los planteamientos históricos y críticos heredados del humanismo. Además, en conformidad con cada uno de los dos Presidentes aludidos, con el apoyo de la Junta Directiva y en conexión con las Comisiones Locales Organizadoras, le tocó contribuir a la preparación del Congreso de Birmingham (1995), primero, y del de Madrid (1998), luego, trabajando mucho para que tuvieran un gran éxito. El de Madrid, organizado conjuntamente por las Universidades madrileñas, la de Alcalá, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Fundación Duques de Soria, representó un gran momento en la historia de la AIH y del hispanismo en general pues unos mil participantes acudieron a la capital española, cifra nunca alcanzada antes ni superada después, aumentando muy significativamente el número de socios. El evento alcanzó una gran resonancia en la prensa y en los otros medios de comunicación españoles porque estuvieron presentes los representantes de las diversas corrientes críticas del hispanismo, barajándose grandes problemas en esta ocasión. Además, se abrió el encuentro en presencia de los soberanos, como señal de gratitud por la acción que el hispanismo internacional, y más directamente la AIH, estaban llevando adelante. Como reconocimiento por sus méritos y por todo el trabajo realizado en favor de la Asociación, Lía fue llevada a la Presidencia de la AIH en Madrid y la actividad suya se prolongó, si bien ahora de otro modo, al asumir dicha presidencia. En particular, con Isaías Lerner y gracias a la ayuda de diversas entidades, le correspondió preparar el siguiente Congreso, el de Nueva York (2001)…Posteriormente, siguió reflexionando sobre el hispanismo, versando el fruto de sus reflexiones en unos cuantos artículos, como el que se ha citado ya, publicado en Ciberletras. Pero también contribuyó muy eficazmente a la formación de los jóvenes hispanistas, codirigiendo el «Curso Superior de Filología para Jóvenes Hispanistas» de la Universidad Menéndez Pelayo en 2003, 2004 y 2005 y organizando asimismo el Seminario «Jóvenes Hispanistas» del Instituto Cervantes en 2008 y 2009.

Por otra parte, es preciso poner de relieve otro aspecto de la actividad de Lía. Por los  años 1990, la Asociación Internacional de Hispanistas pudo contar con el apoyo de la Fundación Duques de Soria (FDS), beneficiándose en  el Congreso de Irvine (1992) de varias becas de viaje destinadas a los congresistas a los cuales sus Universidades no podían conceder ningún subsidio. La FDS estuvo ya presente en ese Congreso (y en todos los posteriores), estrechándose la colaboración con la AIH en los años siguientes, los que corresponden a las Presidencias de Alan Deyermond y Augustin Redondo (1992-1998), siendo Lía Schwartz Secretaria General durante esos seis años, como ya se ha dicho. En 1993, se firmó un acuerdo estable entre las dos entidades, en virtud del cual la Fundación acogía en su sede de Soria, en el Convento de la Merced, los archivos de la AIH, poniendo además a disposición de la Junta Directiva y de los socios un Centro de enlace en el mismo convento, y, de manera complementaria, unos locales de reunión en Madrid y en Salamanca. Dando un paso más, la FDS aceptó hacerse cargo del coste de la edición del Boletín de la Asociación (se ha hablado ya de él), siendo anual la publicación y saliendo el primer número en 1994.

Lía, que durante este período acompañó a Madrid, en varias ocasiones, a los estudiantes de español de su Universidad, dándoles clases en la capital -donde permaneció algún tiempo-, vino a ser el interlocutor más frecuente de la FDS, en los trámites que condujeron a la elaboración del acuerdo aludido, no regateando el tiempo necesario, en conexión siempre con los dos Presidentes sucesivos y las Juntas Directivas correspondientes, para conseguir el resultado deseado, aprobado luego por las Asambleas Generales. Posteriormente, en el Congreso de Buenos Aires (2013), se decidiría que la sede mundial de la AIH estaría en Soria, en el Convento de la Merced, donde se encontraban ya los archivos y el Centro de enlace.

Hay que añadir que, como manifestación de su continuo interés por el desarrollo del hispanismo y por las diversas características de éste, Lía coordinó con el que firma estas líneas, en Nueva York, en julio de 2001, inmediatamente antes del Congreso de la AIH, unos significativos «Encuentros sobre hispanismo». Esos encuentros, patrocinados por varias instituciones, pero esencialmente por la FDS, llevaban un título muy revelador: «El hispanismo en el mundo: convergencias y divergencias teóricas y críticas», tratándose de reconsiderar el futuro de la especialidad a comienzos del milenio, después de analizar las peculiaridades de los diversos hispanismos, la posibilidad de establecer puentes entre unos y otros, para facilitar el diálogo entre hispanistas y el incremento del hispanismo internacional. Tales encuentros volverían luego a repetirse en relación con la Asociación Internacional de Hispanistas…

El hispanismo está de luto porque ha perdido con Lía Schwartz una insigne investigadora cuyas aportaciones han sido fundamentales y una gran hispanista que ha obrado siempre con clarividencia por el desarrollo de la especialidad, impulsando el de la AIH.