Alberto Gómez Font

Hace no mucho tiempo, si a algún desavisado se le ocurría pronunciar adecúo y se atrevía además a escribirlo así, con esa tilde, el deber de los correctores era regañarlo y ponerle la cara roja de vergüenza, pues, según la norma culta, la única forma correcta era adecuo, pronunciado como voz grave: /adécuo/. Mas también ocurría que si a alguien le daba por decirlo «bien» la reacción de sus interlocutores era pensar «¡qué raro habla esa persona!»

Pero en el 2005 llegó el Diccionario panhispánico de dudas (DPD) y cambió la situación: a partir de ese momento ya se consideraron válidas los dos formas de acentuar ese verbo (y otros similares). Así lo dice ese diccionario:

«En el uso culto se acentúa preferentemente como averiguar: “Los hechos históricos se adecuan a los intereses más diversos”; pero hoy es frecuente, y también válida, su acentuación como actuar: “El organismo adecúa sus respuestas a las estimulaciones y posibilidades del medio”».

Lo mismo ocurrió con el verbo evacuar: era de incultos decir y escribir evacúo, y era de gente fina usar la forma evacuo, mas también llegó el día en el que alguna autoridad dijo que eran válidas las dos acentuaciones: evacuo (forma culta) y evacúo (forma popular).

Una vez más ganó el habla del pueblo frente a la de las elites o élites, de tal forma que, desde hace ya bastantes años, cuando alguien pronuncia /evacuo/ sus interlocutores ponen cara de pensar: «¡Ya está otra vez el tío raro este hablando diferente para hacerse notar!»

Y en el 2010, en la última edición de la Ortografía de la lengua española (de la Asociación de Academias de la Lengua Española), se explica que antes se consideraba incorrecta la acentuación evacúo y que aunque hoy ya sea válida «los hablantes más cultos suelen preferir, contra el uso general, las formas que siguen el modelo acentual de averiguar: […], evacuan, etc.»

¡Toma ya! ¿Será que indirectamente nos están invitando a ser uno de esos «hablantes más cultos»? De ser así, yo me apunto.

Y sabían ustedes que licuadoras y batidoras no son lo mismo, o sí lo son, según el país hispano donde usemos esas palabras, y ahí también entran en litigio las marcas lexicalizadas, como sucedió en España —hace muchos años— con la Turmix Berrens, que llegó al diccionario como túrmix, y luego con el Minipimer Braun, que no tuvo tanta suerte y se quedó en el lenguaje callejero: «la/el minipimer». Y para complicarlo más, en algunos países las batidoras se conocen como procesadoras.

Tenemos también el misterio —para los que somos profanos en ese tipo de técnicas— del gas licuado, que no es un gas procesado en la túrmix o el minipimer, sino enfriado para convertirlo en líquido.

Pero se llamen como se llamen esas máquinas de cocina y sea cual sea la forma de pasar de gas a líquido, lo que aquí nos interesa es cómo demonios se conjuga el verbo licuar, pues hay hablantes que dicen que licuan y otros que afirman que licúan…

Y según algunos libros de estilo, durante años, la forma adecuada era licuo (con la u átona), consejo que cambió de pronto para pasar a decir que, según la RAE, podía conjugarse como actuar o como averiguar. Exactamente los mismo que sucedió con adecuar y evacuar.

¡Menos mal que el problema se reducía a cómo acentuar el verbo licuar en determinadas personas de su conjugación, y no de averiguar cómo se conjuga su sinónimo licuefacer…!

Resumiendo: nadie nos regañará por seguir usando las formas cultas adecuo, evacuo y licuo.

Alberto Gómez Font
Patrono de la Fundación Duques de Soria de Ciencia y Cultura Hispánica
De la Academia Norteamericana de la Lengua Española

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